Según una cierta tradición taoísta, el corazón es como una fina y delicada tela de araña donde se entretejen todos los sentimientos y que un soplo de viento puede destruir. El destino de la araña es fabricar a diario hilos de seda para sobrevivir.
No te falta razón, Zim, todo es posible, al menos mientras seamos supervivientes. Aunque, por supuesto, el sentido del humor es indispensable. Lo que parece evidente, Francisco, es que estamos abocados a "arañar" los días.
Cada vez tengo más claro que, cuando hablamos a los alumnos de los sentidos, nombrando sólo cinco, nos estamos dejando atrás los dos más importantes: el común y el del humor. Sin estos dos últimos es difícil sobrevivir a nada. Ojalá, aun sin nombrarlos, fuéramos capaces de descubrírselos (de palabra y obra) en cada clase. Saludos
Me cuesta entender la acepción de "superviviente" como mal menor. Mi torpeza léxica siempre ha leído "superviviente" como "quien vive la vida intensamente". No he llegado a pensar que "perfectamente", porque de la vida siempre se puede esperar algo. En eso no le quito a Luis la razón, sólo de estar muerto se puede decir "perfectamente". ¡Qué suerte pasearme por estas entradas y comentarios para aprender a leer!
5 comentarios:
O también podríamos estar perfectamente tomando cañas ... o de parranda ... como Blanco Herrera (me vas a permitir la broma, Luis).
Saludos.
Según una cierta tradición taoísta, el corazón es como una fina y delicada tela de araña donde se entretejen todos los sentimientos y que un soplo de viento puede destruir. El destino de la araña es fabricar a diario hilos de seda para sobrevivir.
No te falta razón, Zim, todo es posible, al menos mientras seamos supervivientes. Aunque, por supuesto, el sentido del humor es indispensable.
Lo que parece evidente, Francisco, es que estamos abocados a "arañar" los días.
Cada vez tengo más claro que, cuando hablamos a los alumnos de los sentidos, nombrando sólo cinco, nos estamos dejando atrás los dos más importantes: el común y el del humor. Sin estos dos últimos es difícil sobrevivir a nada.
Ojalá, aun sin nombrarlos, fuéramos capaces de descubrírselos (de palabra y obra) en cada clase.
Saludos
Me cuesta entender la acepción de "superviviente" como mal menor. Mi torpeza léxica siempre ha leído "superviviente" como "quien vive la vida intensamente". No he llegado a pensar que "perfectamente", porque de la vida siempre se puede esperar algo. En eso no le quito a Luis la razón, sólo de estar muerto se puede decir "perfectamente".
¡Qué suerte pasearme por estas entradas y comentarios para aprender a leer!
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