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21.7.09

Capa y los juegos de guerra

La historia de la foto de Capa, tal como la cuenta El Periódico.com, sería sorprendente si a estas alturas de la historia no fuera delito sorprenderse de algo. Todo es posible, incluso lo imposible. Y gracias a que muchos secretos se los llevan sus dueños a la tumba, es posible hacerse una idea algo más acogedora de la vida. ¿Cuántas preguntas no quedan sin respuesta? ¿Cuántas preguntas no quedan sin formular siquiera? Ah, el nóumeno kantiano. De la realidad apenas conocemos su apariencia, su piel. Por eso nuestra idea de la realidad acaba siendo un pálido reflejo de la realidad misma. Pero de ello es inevitable concluir que cualquier vida, por prosaica que sea su apariencia, encierra un misterio. Como si fuera una fotografía.

17.7.09

Fotografía y verdad o La muerte en vilo




Acabo de oír de refilón una sorprendente noticia que, pasados dos segundos, deja de sorprenderme: la famosísima fotografía de Robert Capa Muerte de un miliciano en Cerro Muriano, en el frente de Córdoba, es un montaje. Ignoro, en este momento, el alcance de la noticia, pero lo que no ignoro es que verdades dispersas no conforman una verdad única. Tiempo atrás se supo que la famosa instantánea de Robert Doisneau (Le baiser de l'Hôtel de Ville, 1950) era un posado ejecutado a la perfección por dos figurantes. En este caso, el engaño ético es insignificante. Sólo si pedimos a la fotografía que dé fe de la realidad, tendríamos motivos para sentirnos burlados. Pero la fotografía no sólo retrata la realidad; también la crea. O la niega, como en esa foto de Stalin y Yezhov, en la que el jefe de la policía secreta (NKVD) se ha evaporado. (Parafraseando a un aguerrido político de la Transición, se podría suponer que quien se mueve desaparece de la foto. El mismo Trotski fue uno de los más notorios desaparecidos. Sucedía esto en los tiempos en que una imagen valía más que mil palabras. Lo que sucede, por otra parte, en estos tiempos que corren, es que una imagen engaña más que mil mentiras.) Lo cierto es que si esa fotografía de Capa es mentira, lo es por lo que aparentemente representa y no por lo que en realidad es. Pero si hay mentira en ella, esa mentira es verdad. Y esa verdad tiene mucho que decir. En con secuencia, la ética estética se resiente, qué duda cabe, y nos enfrenta con el viejo asunto del fin y los medios... Pero está visto que somos de barro...