EL PENSAMIENTO AFORÍSTICO DE JOSÉ BERGAMÍN
"En Bergamín, pensamiento y poesía, inteligencia y pasión, pasión y conocimiento se apoyan entre sí y, aún más, se justifican mutuamente. Dice uno de sus aforismos: "Por la pasión, la inteligencia. Pasión no quita conocimiento; al contrario, lo da." Y en otro: "La inteligencia es el precipitado de la pasión." Y aun otro más: "Sé apasionado hasta la inteligencia." La pasión llena de contenido la inteligencia; ésta le ofrece a aquélla cauce, sentido y meta.
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Lejos del pensamiento como género y de la máxima moral, el aforismo no es un apunte que se entrega al discurrir; aspira, más bien, a imponerse como una iluminación súbita. Tampoco pretende adoctrinar. Más cerca del "aviso" en este punto, quiere provocar y afectar a la inteligencia para que se mantenga prevenida, pero lo quiere hacer por sorpresa, desbancando de un trazo todo supuesto dogmático -en efecto, el estilo aforístico es por definición antidogmático- y aún más, afirmando un verdad que despista al sentido común: "lo razonado nada tiene que ver con lo razonable", Bergamín apunta siempre desde un extremo para iluminar el aforismo, para revelarlo en un fogonazo. Es como una ofrenda que nos brinda a los lectores, fruto de esos detenimientos de poeta "interrotto". En Pascal y Nietzsche están los extremos ardientes de su inspiración: "Pascal: la inteligencia de la pasión." "Nietzsche: la pasión de la inteligencia." El aforismo basa su virtud en lo certero de su expresión. La pasión y la razón aunando esfuerzos se lanzan a la diana y ya todo depende del tino del que partió. En el aforismo cuenta el tino, lo certero de su disparo, por eso "ni una palabra más: aforismos perfecto".
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El aforismo bergaminiano es pasión e inteligencia entendidas de modo complementario: sé apasionado hasta la inteligencia, habíamos recordado, estando en la inteligencia el detonante iluminador de la pasión. "Si quieres expresar la luz hazte cámara oscura", dijo Bergamín en un aforismo de Arte de temblar, tercera parte de La cabeza a pájaros. Años antes, en El cohete y la estrella, había dejado dicho aforísticamente algo que entusiasmó a Unamuno: "Existir es pensar; y pensar es comprometerse." En el revés de la visión cartesiana, en que el pensamiento se adelanta a la existencia, haciéndola posible, Bergamín invoca el pensamiento como clavo ardiendo al que se aferra el existente y el pensar es inconcebible desasido en un medio a-pático, como flotando sin mezclarse. Pensar es, pues, apasionarse, es decir, comprometer al pensamiento en la pasión o, lo que es lo mismo, ser apasionado hasta la claridad de la pasión que es para Bergamín la inteligencia."ALFONSO LÁZARO PANIAGUA >>> "El pensamiento aforístico de José Bergamín"
De EL COHETE Y LA ESTRELLA
Se puede vacilar antes de decidir, pero no una vez decidido.
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Poca sensualidad, nos aparte de Dios; mucha, nos lleva.
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La sensualidad sin amor es pecado; el amor sin sensualidad es peor que pecado.
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Existir es pensar; y pensar es comprometerse.
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El arte verdadero procura no llamar la atención, para que se fijen en él.
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Toda tradición verdadera suele parecer revolucionaria.
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Se puede decir lo contrario de lo que se ha dicho, pero no se puede hacer lo contrario de lo que se ha hecho.
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No pienses nada o piensa hasta el fin.
¡Qué pocos se atreven a seguir hasta el fin su propio pensamiento!
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El escepticismo es provisional aunque dure toda la vida.
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Desconfiad de los hombres que se ocultan; debajo de un caparazón siempre hallaréis alguna viscosidad.
De LA CABEZA A PÁJAROS
El aforismo es pensamiento: un pensamiento. Porque se piensa en pensamientos: se dice en pensamientos el pensar. Y si no se dice, no se piensa, o si no se piensa, no se dicen. Pero una vez dichos, ya no hay más que hablar, no hay más que decir. Ni una palabra más: aforismo perfecto.
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Se pueden medir las palabras, pero no se pueden medir los pensamientos.
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El aforismo no es breve: es inconmensurable.
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Razón es pasión y pasión es conocimiento.
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Las cosas como son. ¿Cómo son las cosas?
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No sé lo que es la cosa en sí: ni me importa. Quiero saber lo que es la cosa en mí; la causa en mí de ser: mi pensamiento.
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La primera obligación es la devoción.
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La poesía no tiene historia: tiene estilo.
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No hay fe sin duda, ni duda sin fervor.
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Se empieza siempre por creer y se acaba siempre por dudar; pero hay que empezar siempre de nuevo.
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El perdón es una ratificación moral del olvido.
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Piensa siempre en la muerte para la vida, no en la vida para la muerte.
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Bienaventurados los que no saben leer ni escribir porque ellos serán llamados analfabetos.
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El aburrimiento de la ostra produce perlas.
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Más vale un pájaro volando que ciento en la mano.
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La mano del poeta no tiembla: tiembla su corazón.
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De ilusiones se vive. Cuando no se vive de verdad. (Y cuando se vive de verdad se muere de mentira -de mentiras. Para resucitar, como la luz, aparentemente.)
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Poeta: no le tengas miedo a la oscuridad.
Mientras más oscuro es el poeta, más clara es su poesía.
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¿Qué eres, cuando eres, si no eres enigma?
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La poesía es siempre pensamiento porque no puede ser nunca extensión.
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El manantial piensa, el arroyo discurre.
Pensar no es discurrir: discurrir es huir del pensamiento.
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JOSÉ BERGAMÍN (Madrid, 1895-Fuenterrabía, 1983), El cohete y la estrella. La cabeza a pájaros. Edición de José Esteban. Cátedra, Madrid, 1981.
Bajo esta etiqueta -Florilegio (Antología mínima de autores varios)- pretendo acoger una selección de textos breves (verso y prosa) que, al margen de cualquier juicio crítico, me han interesado como lector. Los textos en prosa responden a "géneros" que hacen de la brevedad virtud: aforismos, poemas en prosa, fragmentos, microcuentos, etc. De los textos poéticos en otras lenguas ofrezco el original. Menciono, asimismo, la edición utilizada en cada caso. (Téngase por excepción cualquier olvido de estas pautas.) |
3 comentarios:
José Bergamín: "Dos son siempre tres: tú y yo y nosotros".
Es imposible espigar aforismos en Bergamín, porque uno se queda con todos. El que añado a la brillante lista siempre me llamó la atención por su finura analítica y porque esa objetivación del amor recíproco jamás existe para ninguno de los dos enamorados cuando se afrontan tiempos difíciles: es la primera baja del combate.
Muy sutil, en efecto, el aforismo que mencionas; y otro tanto cabe decir de tu observación.
Un abrazo.
EXPLICACIÓN.- Ignoro por qué el primer aforismo de La cabeza a pájaros aparece con un cuerpo de letra mayor que todos los demás. No es deliberado, y no tengo explicación, pero pese a todo lo mantengo así, dado que ese aforismo puede ser visto como la clave de bóveda del edificio aforístico de Bergamín.
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