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5.11.09

Misoneísmo

El diccionario de la RAE es parco en la definición: "Aversión a las novedades." Más explícita es la Enciclopedia vniversal ilvstrada evropeo-americana, vulgo "Espasa": (Etim.- Del gr. misein, odiar, y neos, nuevo.) m. Aversión innata y sistemática contra todo lo moderno, especie de rutina que se opone a la introducción de ideas o costumbres nuevas. El misoneísmo, como oposición ciega a las innovaciones necesarias, es expresión exagerada de la ley de inercia que actúa en la vida individual y colectiva humana..." ¿Misoneísmo? Pero ¿quién no ha sentido alguna vez miedo ante lo nuevo? Y la mayoría de la gente atraviesa ese miedo sin angustiarse por él: si se le hace frente, el miedo se diluye, pero si se atrinchera en nuestra imaginación, se vuelve imbatible. Lo curioso de las novedades es que enseguida envejecen, y la costumbre nos las vuelve indiferentes. Pero parece que el misoneísta sería tan sólo el que se siente agarrotado por la inminencia de lo nuevo, el que lo teme sin razón, metódicamente, de un modo inflexible. Pero como todo lo viejo nuestro ha sido nuevo en algún momento, no estará de más echar un vistazo y disfrutar vicariamente con las tribulaciones de un monje medieval enfrentado a las novedades del momento. ¿Quién no se ha sentido alguna vez tan indefenso como él? 

2 comentarios:

zim dijo...

Muy divertido el vídeo, sí señor. Ya me gustaría a mí que apareciese una "ayuda de escritorio" así, corpórea, la infinidad de veces en que me enfrento a la 'voluntad' de mi ordenador y acabo vencida y desarmada. Es educado y paciente, muy adecuado para 'sufrir' mi falta de pericia, jeje.

En el debate este entre lo añejo y lo novedoso, que está tan de actualidad con motivo del nuevo soporte que se anuncia para la literatura, habrá que reconococer que todos los 'adelantos' (que decía mi abuela) se han convertido para nosotros en indispensables (¿cómo podríamos funcionar sin móvil, ordenador, fax, impresora, fotocopiadora ...?), y sin embargo, ello no resulta incompatible con reconocer también el especial poder de seducción que tienen los libros, con su olor, su tacto, su poder evocador, como lo tiene el tacto de la baquelita en los antiguos teléfonos, en las sábanas de hilo de nuestras madres o abuelas, en los muebles macizos de antiguos desvanes ...

Quizá las novedades se adueñen por completo de lo cotidiano, por su carácter práctico y por su contribución a la inmediatez, pero las cosas 'de siempre' permanecerán presentes, al menos entre los que sean capaces de saborearlas como algo especial y más exquisito.

Un saludo.

Luis Valdesueiro dijo...

Parece inevitable que el futuro acabe colonizando el presente. Y si nos cuesta tanto aceptar lo nuevo, en un principio, tal vez sea porque, a diferencia de lo antiguo, no resuena -todavía- "afectivamente" en nosotros... Pero siempre nos quedará la nostalgia (que tanto embellece) por lo perdido... Tal vez sean inevitables ambas cosas: acomodarse a lo nuevo y sentir nostalgia de lo viejo.
Saludos.

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