EL OTRO POETA / Manuel sintió por la obra de Antonio, una tan grande y noble admiración, que no creo haya sido superada por nadie. Nada le satisfacía tanto como los éxitos de su hermano.
La vida de estos dos poetas estuvo siempre tan ligada, que uno de los principales motivos que aceleraron la muerte de Antonio fue la inevitable y forzosa ausencia de Manuel.En cuanto a la obra poética de ambos -en la lírica y en el teatro- día llegará en que los que la estudien a fondo se encuentren, acaso sorprendidos, con las raíces de un mismo árbol, no obstante parecer tan distintos en apariencia.
Con relación al valor de la labor literaria de cada uno -si ésta fuera posible- pensamos que pronto veríamos detenerse en el fiel la balanza. Y siendo esto verdad como lo es, no admitirán esta aseveración, ni los admiradores de uno ni los de otro, esto es lo español, pero... [1940]
JOSÉ MACHADO, Últimas soledades del poeta Antonio Machado (Recuerdos de su hermano José). Forma Ediciones, Madrid, 1977.
*************************************************
Esta es mi cara, y esta es mi alma: leed.RETRATO
Unos ojos de hastío y una boca de sed...
Lo demás... Nada... Vida... Cosas... Lo que se sabe...
Calaveradas, amoríos... Nada grave.
Un poco de locura, un algo de poesía,
una gota del vino de la melancolía...
¿Vicios? Todos. Ninguno... Jugador, no lo he sido;
ni gozo lo ganado, ni siento lo perdido.
Bebo, por no negar mi tierra de Sevilla,
media docena de cañas de manzanilla.
Las mujeres... -sin ser un Tenorio, ¡eso no!-
tengo una que me quiere, y otra a quien quiero yo.
Me acuso de no amar sino muy vagamente
una porción de cosas que encantan a la gente...
La agilidad, el tino, la gracia, la destreza,
más que la voluntad, la fuerza y la grandeza...
Mi elegancia es buscada, rebuscada. Prefiero
a lo helénico y puro lo "chic" y lo torero.
Un destello de sol y una risa oportuna
amo más que las languideces de la luna.
Medio gitano y medio parisién -dice el vulgo-
con Montmartre y con la Macarena comulgo...
Y, antes que un tal poeta, mi deseo primero
hubiera sido ser un buen banderillero.
Es tarde... Voy de prisa por la vida. Y mi risa
es alegre, aunque no niego que llevo prisa.
MANUEL MACHADO, frontis de Alma. Garnier Hermanos, París, s.f. (Pertenece al libro El mal poema.)
RETRATO
Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla
y un huerto claro donde madura el limonero;
mi juventud, veinte años en tierra de Castilla;
mi historia, algunos casos que recordar no quiero.
Ni un seductor Mañara ni un Bradomín he sido
-ya conocéis mi torpe aliño indumentario;-
mas recibí la flecha que me asignó Cupido,
y amé cuanto ellas pueden tener de hospitalario.
Hay en mis venas gotas de sangre jacobina;
pero mi verso brota de manantial sereno;
y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina,
soy, en el buen sentido de la palabra, bueno.
Adoro la hermosura, y en la moderna estética
corté las viejas rosas del huerto de Ronsard;
mas no amo los afeites de la actual cosmética,
ni soy un ave de esas del nuevo gay-trinar.
Desdeño las romanzas de los tenores huecos
y el coro de los grillos que cantan a la Luna.
A distinguir me paro las voces de los ecos,
y escucho solamente, entre las voces, una.
¿Soy clásico, o romántico? No sé. Dejar quisiera
mi verso como deja el capitán su espada,
famosa por la mano viril que la blandiera,
no por el docto oficio del forjador preciada.
Converso con el hombre que siempre va conmigo
-quien habla solo, esperar hablar a Dios un día;-
mi soliloquio es plática con este buen amigo
que me enseñó el secreto de la filantropía.
Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito.
A mi trabajo acudo; con mi dinero pago
el traje que me cubre y la mansión que habito,
el pan que me alimenta y el lecho en donde yago.
Y cuando llegue el día del último vïaje,
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontraréis a bordo ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar.
ANTONIO MACHADO, Páginas escogidas, Casa Editorial Calleja, Madrid, 1917. y un huerto claro donde madura el limonero;
mi juventud, veinte años en tierra de Castilla;
mi historia, algunos casos que recordar no quiero.
Ni un seductor Mañara ni un Bradomín he sido
-ya conocéis mi torpe aliño indumentario;-
mas recibí la flecha que me asignó Cupido,
y amé cuanto ellas pueden tener de hospitalario.
Hay en mis venas gotas de sangre jacobina;
pero mi verso brota de manantial sereno;
y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina,
soy, en el buen sentido de la palabra, bueno.
Adoro la hermosura, y en la moderna estética
corté las viejas rosas del huerto de Ronsard;
mas no amo los afeites de la actual cosmética,
ni soy un ave de esas del nuevo gay-trinar.
Desdeño las romanzas de los tenores huecos
y el coro de los grillos que cantan a la Luna.
A distinguir me paro las voces de los ecos,
y escucho solamente, entre las voces, una.
¿Soy clásico, o romántico? No sé. Dejar quisiera
mi verso como deja el capitán su espada,
famosa por la mano viril que la blandiera,
no por el docto oficio del forjador preciada.
Converso con el hombre que siempre va conmigo
-quien habla solo, esperar hablar a Dios un día;-
mi soliloquio es plática con este buen amigo
que me enseñó el secreto de la filantropía.
Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito.
A mi trabajo acudo; con mi dinero pago
el traje que me cubre y la mansión que habito,
el pan que me alimenta y el lecho en donde yago.
Y cuando llegue el día del último vïaje,
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontraréis a bordo ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar.
Bajo esta etiqueta -Florilegio (Antología mínima de autores varios)- pretendo acoger una selección de textos breves (verso y prosa) que, al margen de cualquier juicio crítico, me han interesado como lector. Los textos en prosa responden a "géneros" que hacen de la brevedad virtud: aforismos, poemas en prosa, fragmentos, microcuentos, etc. De los textos poéticos en otras lenguas ofrezco el original. Menciono, asimismo, la edición utilizada en cada caso. (Téngase por excepción cualquier olvido de estas pautas.) |
7 comentarios:
Todo un acierto esta entrada, Luis. Desconocía la edición que citas del libro de José. Creía que sólo había dos, la primera, la de Soria, de 1971 y la segunda la de Ediciones de la Torre, de 1999. El libro es entrañable y estremecedor cuando relata los últimos días del poeta, de Antonio, en Collioure. Las notas las escribió José en Santiago de Chile, en su exilio, en 1940. Son un testimonio de primera mano sobre aquellos tristes sucesos y creo, sinceramente, que deberían ser de lectura obligada, por eso me alegra que lo cites en tu entrada.
Por otra parte, estoy muy de acuerdo con lo que dices de la rama común, es verdad. Con todo, creo que, a pesar de la enorme fama del "retrato" de Antonio, "Adelfos" es tan bueno o más y es anterior, fechado en París en 1899:
Nada os pido. Ni os amo ni os odio. Con dejarme, /lo que hago por vosotros, hacer podéis por mí.../¡Que la vida se tome la pena de matarme,/ya que yo no me tomo la pena de vivir!...
Quevedo, Machado, Manrique, ¡qué buen camino lleva este Florilegio!
Un abrazo, Javier.
He leído con admiración los dos retratos, y me ha sorpendido el paralelismo. A mi juicio, y al margen de la fama del de Antonio, éste tiene más calidad que el de Manuel.
Un abrazo.
Me falta formación literaria para juzgar (y casi para opinar), por eso sólo comentaré que a mi 'me gusta' más el de Antonio; y coincido con JMR en que no creo que sea sólo por la fama.
Sin embargo, coincido también con Manuel Machado en valorar por encima de otras cosas "la agilidad, el tino, la gracia, la destreza (...) Un destello de sol y una risa oportuna".
Saludos.
Coincido contigo, Javier: también "Adelfos" es memorable. Gracias por tu enjundioso comentario.
Es lógico que, puestos a elegir entre dos poemas, de autores distintos, nos guste más uno que otro. Mi intención al poner la cita de José Machado (¡cuánto me hubiera gustado poner un dibujo de Antonio y otro de Manuel!, pero sólo he encontrado dibujos de Antonio) es hacer evidente algo que ya columbraba él para el futuro: el cainismo, que unas veces niega a Antonio y otras veces niega a Manuel. Y ¿por qué no podríamos, nosotros, admirar la obra de ambos, igual que ellos se admiraban entre sí?
Gracias José Miguel, gracias Zim.
Pues tienes toda la razón. Vaya una manía la de pasarnos el día comparando, tasando y midiendo, como si algo nos obligara siempre a escoger. Me quedo con los dos. A partir de ahora voy a hacer eso siempre ... jajaja. Saludos.
Tu comentario, Luis, o mejor sería decir tu apostilla a los comentarios, me obliga a insistir. Estoy de acuerdo, yo también contigo, en lo que dices acerca de admirar la obra de ambos poetas. Manuel era un poeta extraordinario, tan bueno o más que Antonio. "El mal poema" o "Alma" son libros fundamentales y llenos de aciertos y de inspiración por los cuatro costados. De Antonio, qué decir, si me viera en el brete de elegir algo suyo me quedaría con "Soledades", el de 1903 y con el "Juan de Mairena", de 1936. La actitud ética y de compromiso de Antonio es ejemplar. Los versos de Manuel a la sonrisa de Franco, son deleznables.
Un abrazo reiterado, Javier.
Casi na, Javier, lo que planteas al final de tu comentario. ¡Ética y literatura! Pero me alegra que, al menos en este caso, lo "deleznable" no nos impida apreciar lo "extraordinario". Al fin y al cabo, lo que define a las dictaduras es la humillación moral a la que empuja a los dicturandos. Por lo demás, este es un tema oceánico y de múltiple casuística, como bien sabes.
Un saludo y gracias por tu atención.
Publicar un comentario
Gracias por tu comentario.
Contestaré si tengo algo pertinente que añadir.