31.12.13
¡Año a la vista!…
27.12.13
Fragmentos de "Fragmentos de un evangelio apócrifo"
48. Felices los valientes, los que aceptan con ánimo parejo la derrota o las palmas.
49. Felices los que guardan en la memoria palabras de Virgilio o de Cristo, porque éstas darán luz a sus días.
50. Felices los amados y los amantes y los que pueden prescindir del amor.
51. Felices los felices.
Jorge Luis Borges, "Fragmentos de un evangelio apócrifo", en Elogio de la sombra (1969)
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21.12.13
Sumario del n.º 8 de la revista de poesía “El Alambique” [Se incluye, además, 1 poema de Enrique García-Máiquez, 2 poemas de Fernando Merlo y 3 aforismos de Manuel Neila]
Acaba de aparecer el número 8 de El Alambique. Agustín Porras, su director, abre el número con una breve reflexión en el Brindis de bienvenida. Las restantes secciones son: TIENEN LA PALABRA HOMENAJE A FERNANDO MERLO Dosier coordinado por Francisco Cumpián Textos de Luis García de Ángela, Pedro Roso, Francisco Cumpián, José María Báez, Juan Miguel González, Javier Espinosa, José Luis de la Vega, Alejandro Robles y José Infante. Álbum Merlo. Fotografías. Antología poética de Fernando Merlo. Selección de Francisco Cumpián y Luis García de Ángela. ÁTOMOS (Máximas, sentencias, aforismos) Los imprescindibles Joubert: Los aforismos de un poeta de la luz, por Luis Valdesueiro. Aforismos de Joubert (Selección y traducción de L. V.). Escribir al límite: el aforismo español contemporáneo Manuel Neila, por José Ramón González. Cabos sueltos, de Manuel Neila. DISCURSOS Los pasos contados de Manuel Carrión, por Lorenzo Martín del Burgo. HOY NOS ACOMPAÑAN Leandro Calle, Seis poetas de Mendoza (Argentina). Débora Benacot, Carlos Levy, Marta Miranda, Patricia Rodón, Hernán Schillagi y Fernando G. Toledo. Nota bibliográfica. ESTA NOCHE, GRAN VELADA Inés Ramón, La poesía de Alejandro Céspedes. LENGUA EXTRANJERA, VERSIÓN CASTELLANA Poemas de Niels Hav (traducción de Orlando Alomá). La penúltima Poema manuscrito de Fernando Merlo. Artistas invitados
TRES AFORISMOS DE MANUEL NEILA No está mal eso de conocerse a uno mismo; pero si te resignas a ser tú mismo, ¿cómo llegarás a ser el que eres? También los paganos se han quedado sin dioses, que han muerto como del rayo; quiero decir, la verdad, la bondad y la poesía. La escritura poética puede dar lugar a una obra memorable o a una confesión no pedida. En el segundo caso, sólo compete al autor. Manuel Neila |
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17.12.13
Geografía humana [La carta de Gazel a Ben-Beley –XXVI– en las CARTAS MARRUECAS, de Cadalso]
Las Cartas marruecas son un libro póstumo; no se atrevió Cadalso a publicarlo en vida. [...] Las Cartas marruecas son un anticipo de Larra y de Costa. Esa cancelación del pasado en que Cadalso insiste, ¿no es la misma renunciación al ensueño pretérito de que nos habla el pensador aragonés? Después de José Cadalso y Vázquez vendrá Mariano José de Larra. Todavía falta algo para llegar a la honda crítica de Fígaro. En Cadalso vemos simplemente al observador; en Larra –merced a la revolución romántica– contemplamos la personalidad del artista, la individualidad del yo, frente a todo lo demás, frente a la sociedad. Y en esa lucha estriba lo dramático, lo intenso, lo emocional de Larra, que en Cadalso no existe. Azorín, Lecturas españolas
Cadalso intenta caracterizar a sus personajes, pero no insiste demasiado en ello, porque le interesa más la censura de las costumbres que la verosimilitud de la ficción. Por eso no recarga su obra con detalles de más o menos falso orientalismo, y el lector ve oscurecerse, entre nieblas, estas figuras imaginarias de Gazel y Nuño para advertir ante sí, en el proscenio del libro, al soldado que fue cantor de Filis y a él solamente. A veces este desdoblamiento de Cadalso le obliga a defender el pro y el contra de una cuestión. En esos casos, su pensar íntimo coincide con la opinión de Nuño en quien, según se advierte por detalles muy expresivos, quiso ocultarse siempre el propio autor. Una de las notas que la crítica ha subrayado como característica de Cadalso es su patriotismo. Este sentimiento es en toda su obra evidente. Amor a la patria consciente y perspicaz; no del que reputa lo mejor, lo único conocido, sino del que discierne las virtudes y los defectos de España y desea ardientemente la sacudida que ponga en fuga la inercia, la atonía española. Cadalso comprende que ‘el amor a la patria es ciego, como cualquier otro amor…’ (Carta XLIV). A él, su patriotismo no le impide advertir la decadencia de España, que compara con una casa que se desploma, en una página admirable. Sin embargo, y a pesar de todo, cree en la posibilidad de una redención y apunta los remedios. Para Cadalso, la vida de España está unida a la institución monárquica. Su monarquismo es un culto. Y para él, nuestros mejores reyes fueron Isabel y Fernando –creadores de la unidad nacional– y Felipe V, que ‘fue héroe y rey’. Censura acremente a la casa de Austria y acusa a Carlos I de que ‘gastó los tesoros, talentos y sangre de los españoles en cosas ajenas a España’ (Carta III). La sátira de Cadalso, grave en las Cartas marruecas y lejana de la travesura de Los eruditos a la violeta, endereza sus dardos hacia los cuatro puntos cardinales. El pueblo, los menestrales, los mercaderes, el escolástico pedante, el señorito jaque e inútil, la donemanía, el galiparlismo, las traducciones, la retribución de los cultos, la heráldica… Estos y otros muchos temas son blanco de sus ironías. Pero no se busque en Cadalso el sarcasmo cruel de Quevedo. Su burla suave y bien intencionada, aunque valerosa, no rehúsa el ataque a las instituciones ornadas de viejos prestigios; por ejemplo: la nobleza, las supersticiones religiosas. Así, su crítica de la aparición de Santiago en Clavijo, que atrajo la atención de Azorín, es característica de aquel siglo XVIII, siglo de Moratín, de Forner, de Jovellanos, de Feijoo, de Masdeu, espíritus independientes, críticos, agudos, valerosos. Azorín observa también la modernidad de la crítica de Cadalso al censurar muchos defectos del siglo XVIII que aun hoy perduran. [...] Pero aunque en algún aspecto, la crítica de Cadalso sea hoy actual en conjunto, es muy de su tiempo y de su época. Así, las ideas del amante de Filis, se elevan sobre el plano del amor a la patria para llegar a conceptos de humanitarismo típicos del siglo XVIII. Las Cartas marruecas están empapadas de este espíritu de humanidad, de esta categoría ética... Juan Tamayo Rubio, prólogo a la edición de Cartas marruecas
Carta XXVI Por la última tuya veo cuán extraña te ha parecido la diversidad de las provincias que componen esta monarquía. Después de haberlas visitado, hallo muy verdadero el informe que me había dado Nuño de esta diversidad. En efecto; los cántabros, entendiendo por este nombre todos los que hablan el idioma vizcaíno, son unos pueblos sencillos y de notoria probidad. Fueron los primeros marineros de Europa, y han mantenido siempre la fama de excelentes hombres de mar. Su país, aunque sumamente áspero, tiene una población numerosísima, que no parece disminuirse con las continuas colonias que envía a la América. Aunque un vizcaíno se ausente de su patria, siempre se halla en ella como se encuentre con paisanos suyos. Tienen entre sí tal unión, que la mayor recomendación que puede uno tener para con otro es el mero hecho de ser vizcaíno, sin más diferencia entre varios de ellos para alcanzar el favor de[l] poderoso que la mayor o menor inmediación de los lugares respectivos. El señorío de Vizcaya, Guipúzcoa, Álava y el reino de Navarra tienen tal pacto entre sí, que algunos llaman a estos países las provincias unidas de España. Los de Asturias y las Montañas hacen sumo aprecio de su genealogía, y de la memoria de haber sido aquel país el que produjo la reconquista de toda España con la expulsión de nuestros abuelos. Su población es sobrada para la estrechez de la tierra, hace que un número considerable de ellos se emplee continuamente en Madrid en la librea, que es la clase inferior de criados; de modo que si yo fuese natural de este país y me hallara con coche en la corte, examinaría con mucha madurez los papeles de mis cocheros y lacayos, por no tener algún día la mortificación de ver un primo mío echar cebada a mis mulas, o a uno de mis tíos limpiarme los zapatos. Sin embargo de todo esto, varias familias respetables de esta provincia se mantienen con el debido lustre; son acreedoras a la mayor consideración, y producen continuamente oficiales del mayor mérito en el ejército. Los gallegos, en medio de la pobreza de su tierra, son robustos; se esparcen por la península a emprender los trabajos más duros, para llevar a sus casas algún dinero físico a costa de tan penosa industria. Sus soldados, aunque carecen de aquel lucido exterior de otras naciones, son excelentes para la infantería por su subordinación, dureza de cuerpo y hábito de sufrir incomodidades de hambre, sed y cansancio. Los castellanos son, de todos los pueblos del mundo, los que merecen la primacía en lealtad. Cuando el ejército del primer rey de España de la casa de Francia quedó arruinado en la batalla de Zaragoza, la sola provincia de Soria dio a su rey un ejército nuevo con que salir a campaña, y fue el que ganó la victoria de donde resultó la destrucción del ejército y bando austríaco. El ilustre historiador que refiere las revoluciones del principio de este siglo, con todo el rigor y verdad que pide la historia para distinguirse de la fábula, pondera tanto la fidelidad de estos pueblos, que dice serán eternos en la memoria de los reyes. Esta provincia aún conserva cierto orgullo nacido de su antigua grandeza, que hoy no se conserva sino en las ruinas de las ciudades, y en la honradez de sus habitantes. Extremadura produjo los conquistadores del nuevo mundo, y ha continuado siendo madre de insignes guerreros. Sus pueblos son poco afectos a las letras; pero los que entre ellos las han cultivado, no han tenido menos suceso que sus compatriotas en las armas. Los andaluces, nacidos y criados en un país abundante, delicioso y ardiente, tienen fama de ser algo arrogantes; pero si este defecto es verdadero, debe servirles de excusa su clima, siendo tan notorio el influjo de lo físico sobre lo moral. Las ventajas con que la naturaleza dotó aquellas provincias, hacen que miren con desprecio la pobreza de Galicia, la aspereza de Vizcaya y la sencillez de Castilla; pero como quiera que todo esto sea, entre ellos ha habido hombres insignes que han dado mucho honor a toda España; y en tiempos antiguos, los Trajanos, Sénecas y otros semejantes, que pueden envanecer el país en que nacieron. La viveza, astucia y atractivo de las andaluzas las hace incomparables. Te aseguro que una de ellas sería bastante para llenar de confusión el imperio de Marruecos, de modo que todos nos matásemos unos a otros. Los murcianos participan del carácter de los andaluces y valencianos. Estos últimos están tenidos por hombres de sobrada ligereza, atribuyéndose este defecto al clima y suelo, pretendiendo algunos que hasta en los mismos alimentos falta aquel jugo que se halla en los de los otros. Mi imparcialidad no me permite someterme a esta preocupación, por general que sea; antes debo observar que los valencianos de este siglo son los españoles que más progresos hacen en las ciencias positivas y lenguas muertas. Los catalanes son los pueblos más industriosos de España. Manufacturas, pesca, navegación, comercio y asientos, son cosas apenas conocidas de los demás pueblos de la península, respecto de los de Cataluña. No sólo son útiles en la paz, sino del mayor uso en la guerra. Fundición de cañones, fábricas de armas, vestuario y montura para ejército, conducción de artillería, municiones y víveres, formación de tropas ligeras de excelente calidad, todo esto sale de Cataluña. Los campos se cultivan, su población se aumenta, los caudales crecen y, en suma, parece esta una nación a mil leguas de la gallega, andaluza y castellana. Pero sus genios son poco tratables, únicamente dedicados a su propia ganancia e interés. Algunos los llaman los holandeses de España. Mi amigo Nuño me dice que esta provincia florecerá mientras no se introduzca en ella el lujo personal y la manía de ennoblecerse los artesanos: dos vicios que se oponen al genio que hasta ahora los ha enriquecido. Los aragoneses son hombres de valor y espíritu, honrados, tenaces en su dictamen, amantes de su provincia y notablemente preocupados a favor de sus paisanos. En otros tiempos cultivaron con suceso las ciencias y manejaron con mucha gloria las armas contra los franceses en Nápoles y contra nuestros abuelos en España. Su país, como todo lo restante de la península, fue sumamente poblado en la antigüedad, y tanto, que es común tradición entre ellos, y aun lo creo punto de su historia, que en las bodas de uno de sus reyes entraron en Zaragoza diez mil infanzones con un criado cada uno, montando los veinte mil otros tantos caballos de la tierra. Por causa de los muchos siglos que todos estos pueblos estuvieron divididos, guerrearon unos con otros, hablaron distintas lenguas, se gobernaron por diferentes leyes, llevaron diversos trajes y, en fin, fueron naciones separadas, se mantuvo entre ellos cierto odio que, sin duda, han minorado y aun llegado a aniquilarse; pero aún se mantiene cierto despego entre los de las provincias lejanas; y si esto puede dañar en tiempo de paz, porque es obstáculo considerable para la perfecta unión, puede ser ventajoso en tiempo de guerra por la mutua emulación de unos con otros. Un regimiento todo aragonés no mirará con frialdad la gloria adquirida por una tropa toda castellana, y un navío todo tripulado de vizcaínos no se rendirá al enemigo mientras se defienda uno lleno de catalanes. José Cadalso (1741-1782), Cartas marruecas. Edición, prólogo y notas de Juan Tamayo y Ribo. Madrid: Espasa-Calpe (Clásicos Castellanos), 6ª ed., 1971. |
14.12.13
*Salpicaduras*, de Fernando Menéndez
Ediciones Trea inaugura su colección “Aforismo” con un libro de Fernando Menéndez: Salpicaduras. Se compone de doscientos setenta y cuatro aforismos (versos, según los denomina Silverio Sánchez Corredera en el prólogo). Autor de varios libros de poesía y de aforismos, Menéndez ha caligrafiado numerosos manuscritos, objeto de varias exposiciones.
En los últimos años, Menéndez ha publicado dos libros de aforismos: Hilos sueltos (Difácil, 2008) y Tira líneas (Difácil, 2010). Aforismos suyos figuran asimismo en la reciente antología de José Ramón González, Pensar por lo breve. Aforística española de entresiglos (Trea, 2013).
Salpicaduras está dividido en tres partes: “Tachaduras”, “Teselas” y “Llamaradas”. Así las describe el prologuista:
Tachaduras... se encara con el poder injusto, la sucia política o el Estado opresor.
Teselas... habla desde el desengaño escéptico, los abismos existenciales y la vida absurda.; también, desde los gozos, el imperativo de vivir y la autoafirmación del ímpetu que mueve la humana naturaleza.
Llamaradas... busca la patencia de la verdad, la visión universal, la evidencia común a la que se consigue poner nombre.
Fruto de una lectura fugaz, copio a continuación unos cuantos aforismos. (Según la posología al uso, los aforismos deben degustarse en pequeñas dosis. Y así debe ser. Pero yo necesito una lectura voraz, omnicomprensiva, antes de poder demorarme en cada aforismo. Qué le vamos a hacer, si somos hijos —o hijastros, tal vez— de nuestras neurosis...).
[El prólogo, y dos páginas de aforismos, se pueden leer en la web de Ediciones Trea.]
Aforismos
La mentira es exuberante en matices.
Nada más libre que la muerte.
Vivimos en la obligación de la rapidez.
[De “Tachaduras”]La realidad te hace añicos o te vuelve cínico.
Estamos abandonados al dolor de la espera.
Escribir lo necesario y sentir lo inalcanzable.
[De “Teselas”]Quien gira sobre sí mismo, marea su ilusión.
La memoria es un vasto mar de olvidos.
La vida no tiene sentido sino remordimientos.
[De “Llamaradas”]
Fernando Menéndez, Salpicaduras
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10.12.13
Presentación del n.º 8 de la revista *El Alambique*, dedicado a Fernando Merlo
La Fundación Alambique para la Poesía tiene el placer de invitarles, el lunes 16 de diciembre, a las 20 horas, a la presentación del número 8 de la revista de poesía El Alambique, en homenaje al poeta malagueño Fernando Merlo.
Presentado por Miguel Losada (secretario de la Sección de Literatura del Ateneo de Madrid), Francisco Cumpián (coordinador del dosier) y Agustín Porras (director de la revista), el acto contará con la participación de varios de sus colaboradores e incluirá la lectura de una selección de textos del poeta homenajeado, en las voces de José Luis de la Vega y del ya citado Francisco Cumpián.
ATENEO DE MADRID
Sala Estafeta
c/ Prado, 21
28014 Madrid
4.12.13
“Elegía”, de José Gorostiza
A veces me dan ganas de llorar,
pero las suple el mar.[1922]
José Gorostiza, Poesía y poética
Madrid: Colección Archivos, 1988
A veces incluso unas pocas palabras resultan excesivas. Según el cuándo y según el cómo. Lo mismo ocurre con el dolor: basta una pizca para sentir todo el dolor del mundo. Inconmensurable dolor: en la parte está el todo, todo el dolor. Y si se contiene, duele más, siendo el mismo; el dolor contenido desgarra, desuella al propio dolor.
Algo de recóndito dolor —lágrimas esquivas frente al mar— bulle en este pareado. Precedidos de un título que presagia desbordada aflicción, quizás parezcan juguetones estos versos, aunque hablen de un juego muy serio, tan serio como el equívoco juego de vivir.
27.11.13
“La piedra zen” (Una irónica aportación de Perucho a la mineralogía)
La piedra zen pertenece al mundo oriental y guarda vehementes analogías con la filosofía de tal nombre. Sirve para enjuagues bucales, mezclada con agua y un ramito de hierbabuena. Schopenhauer cantó sus excelencias y parece que la han conocido Spengler y Henri Massis. Por el contrario, en la actualidad no goza de demasiado prestigio, y hay una página de Adorno –un tanto oscura, por cierto– en que se habla de ella con desdén.
Juan Perucho, Lapidario portátil
20.11.13
“Un sueño”, de Yasmina Reza
He tenido un sueño. Mi difunto padre me visitaba. |
Etiquetas: Citas, Jordá (Joaquín), Reza (Yasmina), Textos ajenos
23.9.13
11.9.13
Adiós a la política: el ejemplo alemán o la emoción profunda (Un texto de Safranski)
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Etiquetas: Alemania, Citas, Romanticismo, Safranski (Rüdiger)
7.8.13
Cielo e infierno / Justina y Susana
—¿Cuántos pájaros has matado en tu vida, Justina? —Muchos, Susana. —¿Y no has sentido tristeza? —Sí, Susana. —Entonces, ¿qué esperas para morirte? —La muerte, Susana. —Si es nada más eso, ya vendrá. No te preocupes. (...) —¿Tú crees en el infierno, Justina? —Sí, Susana. Y también en el cielo. —Yo solo creo en el infierno —dijo. Y cerró los ojos. JUAN RULFO, Pedro Páramo |
1.8.13
“Caminos de la rica nada”
Caminos de la rica nada Todo sin la nada es nada, La nada como meta positiva (fragmento) Por la nada he de ir a nado, Melquíades Andrés, Los místicos de la Edad de Oro en España y América. Antología. Madrid: BAC, 1996. |
Etiquetas: Aforismos, Bernardino de Laredo, Diego de Jesús, Poesía
28.6.13
Algunas fotografías de Josef Sudek
Contemplando las fotografías del checo Josef Sudek (1896-1976) es fácil reconocer que en todas partes, incluso en los objetos más humildes, arraiga la poesía. Según Flaubert “está en todo y en todas partes”. En su adolescencia, Sudek fue aprendiz de encuadernador, en Praga, y ya por entonces le interesaba la fotografía. Participó en la Gran Guerra, y la explosión de una granada le desgajó el brazo derecho. Nunca más volvió a ser encuadernador. Se concentró entonces en la fotografía, utilizando cámaras de gran formato, sus favoritas. Las fotografías de Sudek descubren la belleza y la poesía oculta en las cosas. Son verdaderos poemas visuales.
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18.6.13
Presentación de *Arcos y flechas*, de Ricardo Paseyro
LOS LIBROS DE EL ALAMBIQUE La Fundación Alambique para la Poesía tiene el placer de invitarle el domingo 23 de junio, a las 12:00 h, en la Taberna El Alambique, a la presentación de Intervendrán: Fernando Bergamín, Fernando-Guillermo de Castro, Jorge Dot, Ignacio Gómez de Liaño, Ángel Guinda y Agustín Porras Lectura de una selección de sus poemas en la voz de José Luis de la Vega Taberna El Alambique * Calle Fúcar, 7 (Barrio de las Letras) * Madrid Más información en http://www.fundacionalambique.com/ |
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10.6.13
“Borges y yo”, en la voz de uno de los dos
No le vendría mal a este “Borges y yo” un epígrafe tomado del Rimbaud más precoz, que escribía cartas enigmáticas a su profesor: Je est un autre (Yo es otro). Las personas necesitamos los espejos (tan recurrentes en la obra de Borges) para, unas veces, ver en ellos el reflejo de lo que somos, y otras, las menos, aquello que nos permite ser, el azogue de nuestra alma. Quizás vivimos, sin apenas sospecharlo, escindidos de nosotros mismos, sin saber quién habla en nosotros, ni si soy yo, o el otro, el que calla en mí. ¿Quién no ha sentido alguna vez que caminaba a dos pasos de sí mismo? “Borges y yo” (EL HACEDOR, 1960) |
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8.6.13
Sumario del número 7 de “El Alambique” (Se anexan poemas de Pablo Guerrero, Ángel Campos Pámpano y Erich Mühsam, así como aforismos de Juan Varo)
Fiel a su cita semestral, acaba de aparecer el número 7 de El Alambique. Agustín Porras, su director, propone como de costumbre una breve reflexión en el Brindis de bienvenida. Las restantes secciones son: TIENEN LA PALABRA Poemas de José Luis de la Vega, Alejandro Marzioni, Enric López Tuset, Ricardo Virtanen, Miguel Ángel Yusta, Vicente García, Patricio Gutiérrez del Álamo, Adriana Davidova, Carlos Iglesias Díez, Arabella Siles, Joseto Romero, Anaís Pérez Layea, Pedro Gandía, Ricardo Fernández Moyano, David Rey Fernández, Miguel Losada, Yamila Greco, Ismael García Clavero, Manuel Quiroga Clérigo, Arahel Rodas y Carmen López. HOMENAJE A ÁNGEL CAMPOS PÁMPANO Dosier coordinado por Miguel Ángel Lama Textos y poemas de Miguel Ángel Lama, José Antonio Zambrano, Miguel Casado, Irene Sánchez Carrón, Claudio Rodríguez Fer, Elías Moro Cuéllar, Carlos Medrano, Antonio Sáez Delgado, Tomás Sánchez Santiago, Manuel Vicente González, Eva María Romero Rivero, Álex Chico, Luis Arroyo Masa, José Juan Cuño, Joaquín Beltrán Salgado, Antonio Gómez, Basilio Sánchez, Pablo Guerrero y Álvaro Valverde. Álbum Campos Pámpano. Fotografías. Antología poética de Ángel Campos Pámpano. Selección de Miguel Ángel Lama. Bibliografía de Ángel Campos Pámpano ÁTOMOS (Máximas, sentencias, aforismos) Los imprescindibles Chamfort: Las máximas de un hombre desesperanzado, por Luis Valdesueiro. Máximas y pensamientos de Chamfort (Selección y traducción de Luis Valdesueiro). Escribir al límite: el aforismo español contemporáneo Juan Varo Zafra, por José Ramón González. Aforismos de Juan Vara Zafra. LENGUA EXTRANJERA, VERSIÓN CASTELLANA Poemas de Maria do Sameiro Barroso (versión de Ángel Guinda), António Barahona (versión de Manuele Masini), Paul Celan (versión de Andrés Unger y Dominique Leonor Unger) Luljeta Lleshanaku (versión de Lucia Paprčková) y Erich Mühsam (versión de Andrés Unger y Dominique Leonor Unger). Notas biobibliográficas. UN BOCETO DEL NATURAL (Fragmentos de diario), por Ada Soriano. DISCURSOS Fragmentos de la Ausencia, por Mohsen Emadi. La penúltima Noticia de la aparición del primer volumen de la nueva colección de poesía “Los libros de El Alambique”: Arcos y flechas (2000-2007), de Ricardo Paseyro.
Artistas invitados
Antonio Covarsí, Luis Costillo, Javier Fernández de Molina, Luis Valdesueiro, María Isabel Rodríguez Villar y Manuel Calvo Abad
Manuel Calvo Abad, Sin título
ÁNGEL Extiendes la blancura de la luz primera y limpias la ceniza del vuelo de los pájaros. Untas a las raíces la noche temblorosa para aceptar la sombra. Pero ciernes la nieve. Para explicar el aire, las palabras que rayan la costumbre de mirar y no ver. Amas el agua que somos. Lentamente nace el sol en los quejigos. Quieres quebrar las corazas, el engaño del frío, para ser un silencio feliz en el poema. Un instante, tal vez, de certidumbre. Así te veo ahora: amando ferozmente a la vida desde el reloj sin tiempo de la muerte. Pablo Guerrero
ME LLEGUÉ A LA CIUDAD con el frío de las mañanas de viaje para ver los colores de las casas: la lentitud del rosa ensombrecido de sus fachadas, la luz blanca o dorada de las plazas vacías tras la lluvia, en la tarde. Buscaba mi lugar, perseguía un texto que había perdido (leído) en algún sitio. Anduve hasta el muelle. Lloviznaba. Y, allí, solo, en el muelle sin nadie, recordé en voz alta el comienzo de la Oda Marítima.
(De La ciudad blanca)
ASÍ VIVIERAS:
cercano a lo que importa, visión más alta. Donde crece el olvido, donde deslumbra y hiere. (De Por aprender del aire)
Ángel Campos Pámpano
TRES AFORISMOS DE JUAN VARO ZAFRA La vida se parece más al póker que al ajedrez: el ajedrez premia a los osados; la vida a los prudentes. Dos demonios me visitan diariamente: el demonio de mediodía, solar, lascivo y perezoso; el demonio de medianoche, febril, desmemoriado y suicida. Los sentimientos se contagian; la inteligencia y la sensibilidad no. Por eso nada pueden éstas contra aquéllos. Juan Varo Zafra
LEITSATZ
Fürcht nicht die Stunde, da du stirbst.
Die Welt, o glaub’s nur, kann dich missen.
Kein Stern, um dessen Licht du wirbst,
wird mit dir in den Tod gerissen.
Solang du lebst, wirst du gebraucht.
Soll dich das Leben nicht vergessen,
sorg, daß die Tat nicht untertaucht,
an der du deine Kraft gemessen.
Leb, daß du stündlich sterben kannst,
in Pflicht und Freude stark und ehrlich,
nicht dich, — das Werk, das du begannst,
mach für die Menschheit unentbehrlich!
AXIOMA No tienes por qué temer la hora de tu muerte. El mundo, créeme, se las arreglará sin ti. Ninguna de las estrellas cuya luz cortejas se apagará contigo cuando mueras. Mientras vivas, se te necesita. Para que la vida no te olvide procura que no se pierdan las obras a las que dedicas tus esfuerzos. Vive como si cada hora fuera la última. Sé fuerte, actúa con honestidad en el deber y la alegría. ¡Que las obras que iniciaste —no tú— sean imprescindibles para la humanidad! Erich Mühsam (Versión de Andrés Unger y Dominique Leonor Unger) |
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2.6.13
[Las metáforas viciosas]
Para H.-G. Gadamer, el uso de metáforas no es esencial en el discurso poético. De nada sirven las metáforas si falta la poesía, viene a decir. Dos siglos antes que él, Antonio de Capmany criticaba el uso innecesario e inapropiado de las metáforas, aunque sin renegar de ellas. Pero antes que una metáfora viciosa, como las llamaba, prefería la palabra lisa y llana que simplemente nombra. ¡Qué pobre es la sencillez y cuánto cuesta merecerla!
[VICIOSO, SA. adj. Lo que tiene, ò padece vicio, ò le causa. Diccionario de autoridades, 1739.] “Son viciosas las metáforas que se toman de objetos opuestos, o términos incoherentes de comparación, esto es, que excitan ideas que no pueden ligarse, como si dijéramos: un torrente que se enciende, en lugar de, que arrebata; tomó la espada, y la esgrimió como un león, pudiendo decir, como un Cid. Así será bien dicho: el puñal de la envidia, y no el puñal sino el opio de la pereza; porque el puñal y la envidia tienen esto de común entre sí; el uno hiere el cuerpo, y el otro el alma. La pereza es pasiva, es una inacción, y por esto es comparable al sopor causado por el opio. Dice un poeta: saqué esta antorcha de Marte, por decir, esta espada. ¿Qué conveniencia tiene la antorcha que alumbra con la espada que corta? ¿Y qué necesidad hay de nombrar los objetos físicos y naturales con rodeos y signos metafóricos, sean o no congruentes? La metáfora sirve para hacer en algún modo visible lo invisible, y como palpable lo espiritual: ¿qué cosa, pues, más visible y palpable que una espada? ¿Qué palabra me representará con más viveza un álamo que la voz propia álamo; una bala que la voz propia bala? ¿Cómo he de entender que el áspid de metal es el arcabuz?”
Antonio de Capmany,
Filosofía [o Tratado] de la elocuencia [1776].
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28.5.13
Presentación de "(Rigor vitae)", de Ángel Guinda, en el Ateneo
El cuervo de la noche se
sacude la niebla por las calles mojadas.
(Al agitar el arpa de sus
alas, suena la bronca música del viento cazador.)
El cuervo de la noche
golpea con su pico los ojos de fantasmas infartados que no encuentran su
casa.
¡No abras la puerta al
cuervo de la noche en Dublín!
ÁNGEL GUINDA, (Rigor vitae) Zaragoza: Olifante, 2013 Calle del Prado, 21. |
Intervendrán:
26.5.13
Juan Poz reseña "Pensar por lo breve" / Entrevista a José Ramón González en El Ojo Crítico
En los últimos días, Juan Poz ha publicado -en su blog: DIARIO DE UN ARTISTA DESENCAJADO-, una exhaustiva reseña de Pensar por lo breve. Dada su longitud, la dividió en dos partes.
Asimismo, en EL OJO CRÍTICO, de Radio Nacional, entrevistaron recientemente a José Ramón González, autor del libro publicado por Trea. (A partir del minuto 15.)
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25.5.13
«No creo en Dios» —dice Damiana Palacios
«No creo en Dios» —dice Damiana Palacios, boticaria de cuarenta años. Y habla sin gravedad, entusiasmo ni arrojo. Más que la expresión de una convicción, la afirmación revela una manera de estar en el mundo; equivale a manifestar: «La cuestión de la existencia divina no me interesa».
Empero, Damiana cree en la quiromancia, en la cartomancia, en la oniromancia, en la uromancia, en la hidromancia, en la geomancia, en la telepatía y en toda clase de las llamadas artes notorias, que predicen y vaticinan. Parla de telekinesia, de hipnosis, de psicoquinesis, de desdoblamientos, de fenómenos ectoplasmáticos, de facultades ocultas, de ondas cerebrales, de mediums, de bilocaciones y de saberes paranormales. Una cierta Silvia Carrasco, su amiga, suele echarle las cartas, como ordinariamente se dice, y siempre descubre y anuncia lances gratos para la expectante. Feliciana Duero, también amiga, la somete a sesiones de relajación y pacificaciones. «Tus piernas no pesan; tus brazos son alígeros, no te poseen» —susurra Feliciana. Y Damiana va cerrando los ojos y abandonando el cuerpo en mecánico desasimiento. Por último, Rosario Nieto, otra amiga, examina las rayas de sus manos y le augura novedades.
Damiana no cree en Dios porque su idea le produce aburrición; tampoco le arrebatan, en verdad, estas prácticas cabalísticas; sin embargo, las realiza porque las encuentra tangibles y de prontas respuestas. Dios calla, pero Silvia, Feliciana y Rosario hablan, y su decir llena el tiempo de la mujer. «Damiana quiere un mundo elemental, hecho de cosas y percances enumerables» —ha dictaminado un tal José López Martí, su observador.
«No necesaria una vida futura para Damiana; tampoco una vida actual grave» —explicó una vez la palomita a cierto Wilhelm Heintel, chapurreando el idioma alemán. Después cohabitaron de seis maneras, bien recordadas por la concubitada.
Silvia Carrasco, la cartomántica; Feliciana Duero, la ensalmadora; Rosario Nieto, la quiromántica; Pepito Cadenas, un profesor de liceo, y Emigdio Covacho, un burócrata, son los amigos cotidianos de Damiana. Se reúnen y dicen frases de esta especie: «Mi hija tarda en vestirse»... «Mi hijo no madruga»... «Tapicé mis sillones»... «Expulsé tres alumnos de las aulas»... «Compré un perrito con su collar».
«Fulano parece una araña»: he aquí una proposición demasiado compleja para Damiana y sus amigos; expresa, en efecto, algo del mundo, y no del simple entorno, por lo cual resulta excesivamente extensa para aquellos hablantes.
Damiana y sus amigos viven en Murcia.
MIGUEL ESPINOSA, Teologiæ Tractatus [Comienzo del capítulo I de La tríbada falsaria]
13.5.13
[Preguntas y respuestas] (Un texto de Arrabal)
Te pregunté: “¿Por qué los judíos son malos?” Sí. Te pregunté: “¿Los judíos son los que mataron a Jesucristo?” Sí. Fernando Arrabal, fragmento de Baal Babilonia |
8.5.13
Esclavitud y muerte en Utopía (Un texto de Tomás Moro)
“Los esclavos de Utopía no son hombres cogidos en las guerras, ni hijos de esclavos nacidos en la isla ni gente que ha sido esclava en otras naciones, sino los delincuentes, y los condenados a servidumbre forzada, o los que lo han sido en otras tierras, que el Senado de Utopía, con un pequeño dispendio, los compra para ocuparlos en trabajos viles. [...] A los esclavos que caen enfermos los asisten con gran caridad, y si hay alguno que sufre enfermedades cancerosas, ciertos ciudadanos van a hacerles compañía. Si la enfermedad es incurable y de mucho sufrimiento, los sacerdotes y magistrados confortan al paciente, haciéndole reparar [en] que encontrándose inválido, siendo molesto a todo el mundo, y a él mismo, tal vez sería preferible morir, a cuyo efecto podría quitarse él mismo la vida, o bien dejarse matar. Si el desahuciado es de la misma opinión, llega a debilitarse y a terminar por medio de ayunos, o bien una vez dormido, los médicos le quitan la vida sin hacerle sufrir; mas esto no se hace nunca sin haberlo discutido largamente, pues si el enfermo persiste en querer vivir, siempre hay quien se presta a sufrir las molestias de asistirlo en sus miserias, pues los ciudadanos de Utopía creen que ocuparse de aquella pobre gente es cosa honesta. Si alguno se mata sin el previo consentimiento del sacerdote, su cadáver no recibe sepultura, sino que es ignominiosamente arrojado a una laguna.” |
5.5.13
Manuel Álvarez Bravo, fotógrafo
Hace tiempo que tenía intención de visitar la exposición de Manuel Álvarez Bravo (México, D. F., 1902-2002). Hoy por hoy, antes de ir a una exposición me lo pienso, por temor a las aglomeraciones. Las soporto en el metro, pero me horripilan en un museo o sala de exposiciones. Pero está visto que Manuel Álvarez Bravo no tiene el mismo poder de convocatoria que los pintores impresionistas: he podido contemplar sus fotografías en una casi absoluta soledad –lo que tampoco es deseable–, y sumido en una leve penumbra incomprensible. Fundación MAPFRE Sala de exposiciones AZCA Avda. General Perón, 40 – 28020 Madrid Hasta el 19 de mayo de 2013 |
Etiquetas: Álvarez Bravo (Manuel), Exposiciones, Fotografía
2.5.13
La horca de los días... Vladimir y Estragón charlan
Esperando a Godot. A veces me pregunto por el secreto de esta obra de Beckett, a la que vuelvo de vez en cuando. A partir de una anécdota nimia, tonta incluso, asistimos a unos diálogos insulsos y erráticos de dos hombres que esperan a un enigmático Godot. Pero tras esas palabras se yergue una cruel alegoría de la existencia humana, un desierto sin esperanza. Desposeída de anhelos y herida de muerte, la eterna espera se vuelve pregunta sin respuesta. Lars Svendsen escribe en su Filosofía del tedio:
Y añade más adelante:
Y Beckett supo, sin duda, plasmar la exacta radiografía de ese tedio. ESTRAGÓN . ¿Adónde iremos? VLADIMIR. No muy lejos. ESTRAGÓN . ¡No, no, vámonos lejos de aquí! VLADIMIR. No podemos. ESTRAGÓN. ¿Por qué? VLADIMIR. Tenemos que volver mañana. ESTRAGÓN. ¿Para qué? VLADIMIR. Para esperar a Godot. ESTRAGÓN. Es verdad. (Pausa.) ¿No ha venido? VLADIMIR. No. ESTRAGÓN. Y ahora ya es demasiado tarde. VLADIMIR. Sí, es de noche. ESTRAGÓN. ¿Y si lo dejamos correr? (Pausa.) ¿Y si lo dejamos correr? VLADIMIR. Nos castigaría. (Silencio. Mira el árbol.) Solo el árbol vive. ESTRAGÓN. (Mirando el árbol.) ¿Qué es? VLADIMIR. EI árbol. ESTRAGÓN. No, ¿qué clase de árbol? VLADIMIR. No sé. Un sauce. ESTRAGÓN. Vamos a ver. (Lleva a VLADIMIR hacia el árbol. Quedan inmóviles ante él. Silencio.) ¿Y si nos ahorcáramos? VLADIMIR. ¿Con qué? ESTRAGÓN. ¿No tienes un trozo de cuerda? VLADIMIR. No. ESTRAGÓN. Pues no podemos. VLADIMIR. Vámonos. ESTRAGÓN. Espera, podemos hacerlo con mi cinturón. VLADIMIR. Es demasiado corto. ESTRAGÓN. Tú me tiras de las piernas. VLADIMIR. ¿Y quién tirará de las mías? ESTRAGÓN. Es verdad. VLADIMIR. De todos modos, déjame ver. (ESTRAGÓN desata la cuerda que sujeta su pantalón. Éste, demasiado ancho, se le cae sobre los tobillos. Miran la cuerda.) Yo creo que podría servir. ¿Resistirá? ESTRAGÓN. Probemos. Toma. (Cada uno coge una punta de la cuerda y tiran. La cuerda se rompe. Están a punto de caer.) VLADIMIR. No vale. (Silencio.) ESTRAGÓN. ¿Dices que tenemos que volver mañana? VLADIMIR. Sí. ESTRAGÓN. Pues nos traeremos una buena cuerda. VLADIMIR. Eso es.
(Silencio.) ESTRAGÓN. Didi. VLADIMIR. ¿Qué? ESTRAGÓN. No puedo seguir así. VLADIMIR. Eso es un decir. ESTRAGÓN. ¿Y si nos separásemos? Quizá sería lo mejor. VLADIMIR. Mañana nos ahorcaremos. (Pausa.) A menos que venga Godot. ESTRAGÓN. ¿Y si viene? VLADIMIR. Nos habremos salvado. (VLADIMIR se quita el sombrero –el de LUCKY–, mira el interior, pasa la mano por dentro, lo sacude y se lo vuelve a poner.) ESTRAGÓN. ¿Qué? ¿Nos vamos? VLADIMIR. Súbete los pantalones. ESTRAGÓN. ¿Qué? VLADIMIR. Súbete los pantalones. ESTRAGÓN. ¿Que me quite los pantalones? VLADIMIR. Súbete los pantalones. ESTRAGÓN. Ah, sí, es cierto.
(Se sube los pantalones. Silencio.) VLADIMIR. ¿Qué? ¿Nos vamos? ESTRAGÓN. Vámonos. (No se mueven.)
” [Traducción de Pedro Barceló (1960). He sustituido algunas palabras y frases, tomándolas de la traducción de Ana María Moix (1970)] |
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