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30.10.09

* Canción



1

No tardes, Muerte, que muero;
ven, porque viva contigo;
quiéreme, pues que te quiero,
que con tu venida espero
no tener guerra conmigo.



2

Remedio de alegre vida
no lo hay por ningún medio,
porque mi grave herida
es de tal parte venida,
que eres tú sola remedio.
Ven aquí, pues, ya que muero;
búscame, pues que te sigo:
quiéreme, pues que te quiero,
y con tu venida espero
no tener vida conmigo.

JORGE MANRIQUE (¿1440?-1479): Obra completa, edición de Augusto Cortina, Espasa-Calpe, 11ª ed., Madrid, 1975.

5 comentarios:

francisco m. ortega dijo...

Muy propio para las fechas que se avecina.

zim dijo...

Coincido con Francisco M.; muy bien traído el tema de la muerte. La gran desconocida, temida, odiada, por la mayoría ... y seguramente esperada, anhelada, por una minoría no menos importante. Ya lo dijo alguien: vivimos como si nunca fuéramos a morir; y perder de vista este 'detalle', aunque a veces ayuda, otras descabala el orden de prioridades.
Saludos, Luis.

Luis Valdesueiro dijo...

Bueno, aunque no caí en la cuenta en su momento, creo que ambos tenéis razón: estas son fechas propicias al recuerdo de la Parca.
Saludos

Javier Quiñones Pozuelo dijo...

Es curioso, Luis, que hayas elegido a este Manrique, muchos menos visitado que el archifamoso de las "Coplas" para tu Florilegio, para tu Antología. La poesía de cancionero del siglo XV, con sus juegos conceptistas, a veces tan oscuros e intrincados, está más olvidada de lo que tal vez debiera estarlo. Este es un poema de Manrique muy representativo de ese tipo de poesia culta y cancioneril, alambicada y conceptista. Juega Manrique con la muerte, pero no es la muerte que aparece en las "Coplas", sino "la traslación literaria del juego interior, dicha y desdicha" como dice Salinas, para añadir después: "la Muerte que Manrique trae y lleva tanto por sus poesías amorosas no se refiere a la Muerte en su plena dimensión absoluta; es un eufemismo con el que se busca otro modo de designar lo opuesto a la muerte, el amor." Sabias palabras de Salinas, que de poesía amorosa parecía entender un poquitín, que arrojan luz a manos llenas sobre el poema que tan bien has seleccionado. Seguiré leyendo tu antología.
Añado tu blog a los enlaces de mi bitácora (perdona la manida metáfora).
Un saludo, Javier.

Luis Valdesueiro dijo...

Muy agradecido, Javier, por tu clarificador comentario. La interpretación de Salinas contribuye, sin duda, a ampliar el espectro de la lectura. Gracias por el enlace.
Saludos.

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