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29.1.10

*Antonio Porchia: Voces




Antes de recorrer mi camino yo era mi camino.

*

La verdad tiene muy pocos amigos y los muy pocos amigos que tiene son suicidas.

*

Mi pobreza no es total: falto yo.

*

Quien perdona todo ha debido perdonarse todo.

*

Creo que son los males del alma, el alma. Porque el alma que se cura de sus males, muere.

*

Durmiendo sueño lo que despierto sueño. Y mi soñar es continuo.

*

Cuando me conformo con nada es cuando me conformo con todo.

*

Cien hombres, juntos, son la centésima parte de un hombre.

*

A veces creo que no existe todo lo que veo. Porque todo lo que veo es todo lo que vi. Y todo lo que vi no existe.

*

La razón se pierde razonando.

*

Algunas cosas me he resignado tanto a no tenerlas que ya no me resignaría a tenerlas.

*

El árbol está solo, la nube está sola. Todo está solo cuando yo estoy solo.

*

Con algunas personas mi silencio es total: interior y exterior.

*

Cuando observo este mundo, no soy de este mundo; me asomo a este mundo.

*

Quien busca herirte busca tu herida, para herirte en tu herida.

*

Mi última creencia es sufrir. Y comienzo a creer que no sufro.

*

En el último instante, toda mi vida durará un instante.

*

Quien ama sabiendo por qué ama, no ama.

*

Si pienso qué es la vida, creo que la vida es un milagro, y si pienso qué es un milagro, no creo en él.

*

Voy perdiendo el deseo de lo que busco, buscando lo que deseo.

*

Lo que sé lo soporto con lo que no sé.

*

Saber morir cuesta la vida. 

ANTONIO PORCHIA (1886-1968), Voces. Hachette, Buenos Aires, 8ª ed., 1978.  [La editorial Pre-Textos publicó, en 2006, la "edición integral": Voces reunidas (Voces nuevas, Voces abandonadas, Voces inéditas), con un apéndice fotográfico y un CD con las Voces  leídas por el autor.  Edición, prólogo, tabla de variantes, anexo y epílogo de Daniel González Dueñas y Alejandro Toledo, con la colaboración de Ángel Ros.]

Bajo esta etiqueta -Florilegio (Antología mínima de autores varios)- pretendo acoger una selección de textos breves (verso y prosa) que, al margen de cualquier juicio crítico, me han interesado como lector. Los textos en prosa responden a "géneros" que hacen de la brevedad virtud: aforismos, poemas en prosa, fragmentos, microcuentos, etc. De los textos poéticos en otras lenguas ofrezco el original. Menciono, asimismo, la edición utilizada en cada caso. (Téngase por excepción cualquier olvido de estas pautas.)

24.1.10

*En Ávila, mis ojos... (Con un comentario de Eliseo Diego)




En Ávila, mis ojos,
dentro en Ávila.

En Ávila del Río,
mataron mi amigo,
dentro en Ávila.

DÁMASO ALONSO Y JOSÉ MANUEL BLECUA, Antología de la poesía española. Lírica de tipo tradicional. 2ª ed., corregida, 3ª reimpr. Editorial Gredos, Madrid, 1978.

En Ávila, mis ojos, 
dentro en Ávila.

En Ávila del río, 
mataron mi amigo.
Dentro en Ávila.

MARGIT FRENK, Corpus de la antigua lírica popular hispánica (siglos XV a XVII). Editorial Castalia, Madrid, 1987.


COMENTARIO DE ELISEO DIEGO
En Ávila, mis ojos,
dentro en Ávila.

En Ávila del Río
mataron a mi amigo,
dentro en Ávila.

[versión citada por Eliseo Diego. A diferencia de las anteriores, en esta versión aparece la preposición a en el cuarto verso.]

Si no hemos percibido como un estremecimiento premonitorio la primera aparición de la palabra dentro; si no nos conmovió la trémula invocación: "en Ávila, mis ojos" como vacilante entre el delicadísimo requiebro popular que alude al supremo valor de los ojos y el reproche a esos mismos ojos porque no alcanzaron a ver, a estar, a acompañar, allá dentro; si no nos ha tocado como un soplo inquietante la expectación de todo cuanto puede suceder dentro, con sus asociaciones de encierro y tiniebla, perderemos la trágica desolación con que reaparece la palabra al final de la diminuta, grandiosa elegía, luego de la suprema sencillez de "mataron a mi amigo".
ELISEO DIEGO, La sed de lo perdido. [Antología.] Edición de Antonio Fernández Ferrer. Ediciones Siruela, Madrid, 1993. [El fragmento pertenece a "La música del significado", texto recogido en Libro de quizás y de quién sabe (1989).]

Bajo esta etiqueta -Florilegio (Antología mínima de autores varios)- pretendo acoger una selección de textos breves (verso y prosa) que, al margen de cualquier juicio crítico, me han interesado como lector. Los textos en prosa responden a "géneros" que hacen de la brevedad virtud: aforismos, poemas en prosa, fragmentos, microcuentos, etc. De los textos poéticos en otras lenguas ofrezco el original. Menciono, asimismo, la edición utilizada en cada caso. (Téngase por excepción cualquier olvido de estas pautas.)

19.1.10

*Guillermo de Aquitania: Haré un poema de la pura nada


IV
Farai un vers de dreit nien:
non er de mi ni d'autra gen,
non er d'amor ni de joven,
ni de ren au,
qu'enans fo trobatz en durmen
sus un chivau.
Haré un poema de la pura nada.
No tratará de mí ni de otra gente.
No celebrará amor ni juventud
ni cosa alguna,
sino que fue compuesto durmiendo
sobre un caballo.

No sai en qual hora·m fui natz,
no soi alegres ni iratz,
no soi estranhs ni soi privatz,
ni no·n puesc au,
qu'enaisi fui de nueitz fadatz
Sobr'un pueg au.
No sé en qué hora nací, 
no estoy alegre ni estoy triste,
no soy huraño ni agradable,
y no tengo la culpa, 
que de este modo fui de noche hadado
en una alta montaña.

No sai cora·m fui endormitz,
ni cora·m veill, s'om no m'o ditz;
per pauc no m'es lo cor partitz
d'un dol corau; 
e no m'o pretz una fromitz,
per saint Marsau!
No sé cuándo estoy dormido
ni cuándo velo, si no me lo dicen.
Por poco se me parte el corazón
de un punzante dolor: 
pero no doy a cambio el precio de una hormiga, 
¡por San Marcial!

Malautz soi e cre mi morir; 
e re no sai mas quan n'aug dir.
Metge querrai al mieu albir, 
e no·m sai tau;
bos metges er, si'm pot guerir,
mor non, si amau.
Enfermo estoy y temo morir, 
y de ello no sé más que lo que oigo decir;
médico buscaré a mi voluntad, 
y no sé de uno así.
Buen médico será si consigue curarme,
pero no, si empeoro.

Amigu'ai  ieu, non sai qui s'es:
c'anc no la vi, si m'aiut fes;
ni·m fes que·m plassa ni que·m pes,
ni no m'en cau:
c'anc non ac Norman ni Franses
dins mon ostau.
Amiga tengo, no sé quién es,
pues nunca la vi, por mi fe.
Nada ha hecho que me agrade o me disguste,
y no me importa en absoluto,
que nunca hubo normando ni francés
en mi casa.

Anc non la vi et am la fort;
anc no n'aic dreit ni no·m fes tort;
quan no la vei, be m'en deport;
no·m prez un jau:
qu'ie·n sai gensor e belazor,
e que mai vau.
Nunca la vi y mucho la amo, 
jamás obtuve de ella favor ni disfavor; 
cuando no la veo, hago caso omiso:
no doy a cambio un gallo.
Que sé una más gentil y más hermosa, 
y que más vale.

No sai lo luec ves on s'esta,
si es en pueg ho [es] en pla;
non aus dire lo tort que m'a,
abans m'en cau; 
o peza'm be quar sai rema,

[per] aitan vau.
No sé en qué lugar habita,
si es en montaña o si es en llano; 
no me atrevo a decir la sinrazón que me hace, 
prefiero callar; 
y pésame mucho que ella se quede aquí:

por eso me voy.

Fait ai lo vers, no sai de cui;
et trametrai lo a celui
que lo·m trametra per autrui
enves Peitau,
que·m tramezes del sieu estui
la contraclau.
Mi poema está hecho, no sé sobre qué.
Me propongo enviarlo a aquél
que, por medio de otro, lo enviará
a Poitou, de mi parte; 
y le ruego que de su estuche me haga llegar
la contraclave.

GULLERMO IX DUQUE DE AQUITANIA (1071-1127) [y JAUFRÉ RUDEL], Canciones completas. Edición bilingüe a cargo de Luis Alberto de Cuenca y Miguel Ángel Elvira. Editora Nacional, Madrid, 1978.

SE PUEDE ESCUCHAR UNA  VERSIÓN MUSICAL AQUÍ.

Bajo esta etiqueta -Florilegio (Antología mínima de autores varios)- pretendo acoger una selección de textos breves (verso y prosa) que, al margen de cualquier juicio crítico, me han interesado como lector. Los textos en prosa responden a "géneros" que hacen de la brevedad virtud: aforismos, poemas en prosa, fragmentos, microcuentos, etc. De los textos poéticos en otras lenguas ofrezco el original. Menciono, asimismo, la edición utilizada en cada caso. (Téngase por excepción cualquier olvido de estas pautas.)

14.1.10

*Romance del prisionero: Versiones (y un comentario de Azorín)

 

Comentario de Azorín
Es por el mes de mayo. La tierra respira vitalidad y sensualidad. Ya los árboles están cubiertos de follaje nuevo. La luz tiene una viveza que antes no tenía; las sombras -la del alero de un tejado, la de un viejo muro-adquieren imperceptibles colores: sombras rojas, sombras violetas, sombras azules. Canta el agua como antes no cantaba, y sentimos un irreprimible deseo de ahondar nuestras manos en las fuentes claras, límpidas y frescas. Los insectos zumban; pasan rápidos en el aire los panzudos y torpes celonios que van a sepultarse en el seno de las rosas...
Un prisionero está en su cárcel. No puede él gozar de la Naturaleza que despierta exuberantemente. Su encarcelamiento es rigurosísimo, cruel, bárbaro. Obscuro completamente en su calabozo; no entra en él la luz del día. Ni sé cuándo es de día, ni cuándo las noches son, dice lamentándose el prisionero. Es decir, sí lo sabe; mejor dicho, lo adivina. Llega hasta el calabozo el canto de una avecilla; cuando esta avecilla canta, el prisionero sabe que ya en el mundo es de día y que los seres, las plantas, las cosas -¡todos menos él!- gozan de la luz del sol. Esta avecica (como la arañita de otro célebre prisionero)  era su único consuelo. ¡Cómo llegaban hasta su alma angustiada los trinos de este pajarito libre y feliz!
Y ya el prisionero no oye esta avecica: Matómela un ballestero. ¡Déle Dios mal galardón!
JOSÉ MARTÍNEZ RUIZ, AZORÍN, Al margen de los clásicos. Introducción
de Santiago Riopérez y Milá. Madrid, Biblioteca Nueva, 2005.



[I]
Que por mayo era, por mayo,  cuando los grandes calores,
cuando los enamorados 
van servir a sus amores,
sino yo, triste mezquino, 
que yago en estas prisiones,
que ni sé cuándo es de día, 
ni menos cuándo es de noche
sino por una avecilla 
que me cantaba al albor:
matómela un ballestero; 
¡déle Dios mal galardón!
MANUEL ALVAR, El romancero viejo y tradicional. Editorial Porrúa, México, 1971.


[II]
Por el mes era de mayo,  - cuando hace la calor,
cuando canta la calandria - y responde el ruiseñor, 
cuando los enamorados - van a servir al amor,
sino yo, triste, cuitado, - que vivo en esta prisión,
que ni sé cuándo es de día, - ni cuándo las noches son,
sino por una avecilla - que me cantaba al albor:
matómela un ballestero, - ¡déle Dios mal galardón!
EL ROMANCERO VIEJO. Edición de Mercedes Díaz Roig. Madrid, Cátedra, 21ª ed., 2003. [En "El comentario de texto", Felipe B. Pedraza Jiménez, Milagros Rodríguez Cáceres y Manuel Castillo Molina utilizan este romance como modelo de comentario de textos.]


[Versión leonesa]
Mes de mayo, mes de mayo, tiempo de la gran calor
cuando los bueis están gordos y el caballo corredor,
cuando el pan andaba en cierna y el vino en la verde flor;
las mozos andan en gala, las mocitas en jibón,
y la triste de mí, cuitada, solita en esta prisión;
no veo cuando amanece ni cuando rayaba el sol,
sólo por tres pajarcillos, que cantan en el árbol:
una era la calandra y otro era el reiseñor
y otra era tortolina, solita anda sin amor,
no se posa en prado verde ni en árbol que tenga flor,
que se posa en las aradas y a la sombra de un terrón.
Pasó por ahí un cazador, de un tiro me la mató;
y si era por la carne, no pesaba un cuarterón;
y  si era por la pluma, de oro se la daba yo;
y si era por envidia, no se lo perdone Dios;
y si era por venganza, no se lo perdone, no.
ROMANCERO GENERAL DE LEÓN. Antología (1899-1989). Edición de Diego Catalán y Mariano de la Campa, con la colaboración de Débora Catalán, Paloma Esteban, Ángeles Ferrer y Maite Manzanera. 2 vols. Madrid, Seminario Menéndez Pidal/Diputación Provincial de León, 1991. [Citado en: Gonzalo Santonja, A la lumbre del día. (Notas y reflexiones sobre la lengua y la literatura de los sefardíes.) Ávila, Excmo. Ayuntamiento de Ávila, 2000.]


[Versión de Segovia]
Mes de mayo, mes de mayo, el de las regias calores,
cuando las cebadas granan y los trigos echan flores,
cuando los enamorados se enraman en sus amores;
unos con naranjas verdes y otros con agrios limones,
otros con palabras dulces que alegran los corazones.
Y yo que estoy aquí sola, metida en estas prisiones,
sin saber cuándo es de día, sin saber cuándo es de noche,
no más por los pajarillos que cantan en los árboles;
una es la pinta parda y el otro es el ruiseñor
y el otro es la tortolilla, de las aves la mejor.
ROMANCERO GENERAL DE SEGOVIA. Edición de Raquel Calvo, con la supervisión de Diego Catalán. Segovia, Seminario Menéndez Pidal/Diputación Provincial de Segovia, 1994. [Citado en: Gonzalo Santonja, Ibídem.]


[Versión sefardí]
De día, era de día, de día y no de noche,
cuando los belos mancebos servían a sus amores;
quien los vence con naranja, quien los vence con limones,
quien los vence con manzanas, qu'es el fruto de los mores.
Triste lo digo, el mezquino, que cayí en estas prisiones;
ni sé cuando es de día ni menos cuando es de noche.
Tenía tres avesicas, me cantaban rojioles,
la una era de prima, la otra de medianoche,
la más chiquitica d'ellas me cantaba al albores.
Agora, por mis pecados, no sé quién me las llevó.
Si me las llevó el buen reyes tiene mil pares de razón,
si me las llevó la reina, el Dios que sea pagador,
si me las mató el carcelero, él que tenga gualadrón. 
MANUEL ALVAR, Poesía tradicional de los judíos españoles. México, Porrúa, 1986. [Citado en: Gonzalo Santonja, Ibídem.]

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13.1.10

Generalizaciones

Alain dejó escrito que todas las ideas generales son falsas. Pero el filósofo galo tuvo la prudencia de añadir que ésta es una idea general... Y a la vez que se curaba en salud, nos dejaba como al principio, pero con todas nuestras dudas por despejar.

10.1.10

*Marcial: Epigramas

Libro I, 1
He aquí a quien lees, a quien buscas, a ese famoso Marcial conocido en todo el mundo por sus picantes libritos de epigramas: la gloria que le diste, lector aficionado, cuando vivía y la disfrutaba, pocos poetas la consiguen después de incinerados.

Libro I, 16
Las cosas que lees aquí, unas son buenas, algunas medianas y la mayor parte malas. No se hace de otro modo, Avito, un libro.

Libro I, 38
El librito que lees en público, Fidentino, es mío: pero cuando lo lees mal, empieza a ser tuyo.

Libro I, 40
Tú que frunces el ceño y no lees estos versos con gusto, ojalá, envidioso, tengas envidia de todos y nadie la tenga de ti.

Libro I, 57
¿Me preguntas, Flaco, qué tipo de amante quiero o cuál no quiero? No la quiero demasiado fácil ni demasiado difícil; me gusta lo que está en medio de ambos extremos: ni quiero lo que atormenta, ni quiero lo que sacia.

Libro I, 64
Eres bonita, lo sabemos, y joven, es cierto, y rica ¿quién puede, pues, negarlo? pero, cuando te alabas en exceso, Fábula, no eres ni rica, ni bonita, ni joven.

Libro III, 71
Cuando a tu esclavo le duele la minga, a ti, Névolo, te duele el culo. No soy adivino, pero sé lo que haces.

Libro V, 81
Siempre serás pobre, si eres pobre, Emiliano: ahora las riquezas no se ofrecen a nadie, sino a los ricos.

Libro V, 83
Me persigues, huyo; huyes, te persigo. Ése es mi carácter: no quiero tu atención, Díndimo, quiero tu rechazo.

Libro VI, 79
Estás triste y eres afortunado. Procura que la Fortuna no lo sepa. Dirá que tú eres un desagradecido, Lupo, si lo sabe.

Libro XI, 62
Lesbia jura que ella no ha sido jodida nunca gratis. Es verdad. Cuando quiere ser jodida, suele pagar.

Libro XI, 67
No me das nada en vida; dices que me lo darás después de tu muerte. Si no eres un estúpido, sabes, Marón, qué deseo.

Libro XI, 97
En una sola noche soy capaz cuatro veces: pero que  me muera, Telesilla, si en cuatro años puedo joderte una sola vez.

Libro XII, 46
Eres a un mismo tiempo difícil y fácil, agradable y áspero: ni puedo vivir contigo, ni sin ti.

MARCIAL (40-103), Epigramas completos. Edición y traducción de Dulce Estefanía. Cátedra, Madrid, 1991.

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5.1.10

*Eclesiastés, III, 1-22





No he querido resistir la tentación de citar la traducción de Alfonso el Sabio, que nos devuelve a una época en que el castellano apenas empezaba su andadura. No obstante, la traducción que he frecuentado con más asiduidad es la de Casiodoro de Reina (1569), revisada por Cipriano Valera (1602), que conserva el aroma de una época en que el castellano alcanza las cimas más altas.  
Todas las cosas an tiempo, e por sus espacios e medidas passan quantas cosas so el sol son.
E tiempo de naçer e tiempo de morir, e tiempo de llantar e tiempo de arrancar lo llantado,
e tiempo de matar e tiempo de sanar, e tiempo de destroír e de fazer casa,
e de llorar e de reír, e de llañer e de sotar,
e de esparzer piedras e de cogerlas, e de abraçar e de alongarse de los abraçamientos,
e de ganar e de perder, e de guardar e desechar,
e de tajar e de coser en uno, de callar e de fablar,
de amor, de malquerencia, de batalla, de paz.
¿Qué más d'esto á el omne de su trabajo?
Vi la pena que dio Dios a los fijos de los omnes, que se estiendan en ello.
Todas las cosas fizo él buenas en su tiempo e dio el mundo a su ordenamiento d'ellos, que non falle omne la obra que obrare Dios del comienço fasta en la fin.
E coñocí en verdat que non avié mejor cosa que alegrarse el omne e fazer bien en su vida.
Ca todo omne que come e beve e vee bien e lo que·l plaze de su lavor, éste don de Dios es.
Aprendí que todas las cosas que Dios fizo durarán siempre, e nin podemos añader nin toller nada a lo que Dios fizo, que sea él temido.
E lo que es fecho, esso dura; e las cosas que de venir an, ya fueron, e Dios establece lo que passó.
Vi so el sol en logar de juizio non piadat, e en logar de justicia desegualdat,
e dix en mio coraçon: -Derecho e señorío judgará Dios, e entonces será el tiempo de toda cosa e doto departimiento.
Dix de los fijos de los omnes en mio coraçon que los provasse Dios e les mostrasse que semejavan a bestias.
E por ende es una la muerte del omne e d'ellas, e egual la fechura del omne e de la bestia. Assí como muere el omne, otrossí assí mueren todas las otras cosas e respiran todas, e el omne non á ninguna cosa más que la bestia: e todas las cosas son vanidat.
E todas van a un logar, e de tierra son fechas e a tierra se tornan egualmientre.
¿Quién sabe si el espíritu de los fijos de Adam va suso, e el espíritu de las bestias decienda yuso?
E aprendí que non avié cosa ninguna mejor que alegrarse omne en su vida, e ésta ser la su parte d'él. Ca el omne, ¿quí·l aduzdrá a tanto saber que coñosca las cosas que an a seer después d'él?
* * *
ALFONSO EL SABIO, General Estoria, Tercera Parte, IV. Libros de Salomón: Cantar de los cantares, Proverbios, Sabiduría y Eclesiastés. Edición de Pedro Sánchez-Prieto Borja y Bautista Horcajada Diezma. Gredos, Madrid, 1994.
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