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11.9.11

A pie de foto (11): De libros, Londres y bombas

          Holland House Library, Londres, septiembre de 1940


Son malos tiempos: las bombas alemanas arrecian sobre Londres y, aunque firmes, los libros tiemblan, y se estremecen, y se apretujan.

Pasado el peligro, esos libros permanecen impasibles, flemáticos como sombras con sombrero que escrutaran sus lomos. Pero aún dura el susto, aún tiemblan los libros de Goethe, y los de Cervantes, y los de Molière, y los del Dante, y los de Poe, y los de miríadas de autores, antiguos y modernos, clásicos, barrocos y románticos, griegos y latinos... Y tiemblan, por supuesto, las tragedias de Shakespeare. Aún más, si cabe.


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4 comentarios:

Joselu dijo...

Las bombas sobre Londres no lograron acabar con los libros. Sin embargo, la contemporaneidad, su ritmo frenético, su propensión digital, su tendencia a la consigna y a las imágenes y mensajes cambiantes, logrará acabar con la literatura que se convertirá en un elemento del pasado como lo fueron las canciones tradicionales o las misas con sermón estremecedor. Los lectores de literatura serán más que nunca una secta escasa y exótica, tal vez enfermos.

Luis Valdesueiro dijo...

Confiemos en que no sea así, Joselu. Pero, ciertamente, todo es posible si se dan ciertas condiciones. Las aspectos que tú señalas son bastante preocupantes.

Juan Poz dijo...

Los educados lectores de la foto quizás anden buscando, sin duda, "El perfecto cuidado de las petunias" o algo por el estilo, dada la afición al libro de jardinería que hay en ese país.La impasibilidad de los recorrelomos, con la que me identifico, es bellísima: siepre a la espera de la gran revelación, de la gran ganga que, como a mí me pasó, cuando renuncias por el precio se te convierte en un remordimiento eterno...

Luis Valdesueiro dijo...

Advierto en la foto, en consonancia con lo que dices, algo así como una sorprendente sacralización de la rutina. Visto desde fuera no puede sino resultar chocante, pero es posible que para esas personas tan solo haya cambiado el entorno. Por lo demás, la vida sigue... incluso distinta.

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