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19.8.11

+”Sonnet I“, de William Shakespeare, recitado por Sir John Gielgud, con versiones de José Méndez Herrera y Agustín García Calvo

Son varios los que han advertido en los Sonetos de Shakespeare reflejos de los de Miguel Ángel, aunque sean menos refinados que los de aquellos que absorbieron la elegancia petrarquiana. Los sonetos de Miguel Ángel dedicados a Tomaso Cavalieri poseen el acento apasionado que Shakespeare puso en los dedicados al «joven rubio» pero no cabe duda de que los del primero revelan asperezas que han desaparecido en los del bardo inglés.

Ahora bien, los sonetos ingleses, por cuanto a la forma se refiere, no han seguido la composición del soneto petrarquiano, formados por dos cuartetos y dos tercetos, sino que adoptan el esquema de tres cuartetos de rimas independientes, con un dístico o pareado final. Tal es la línea seguida por los poetas ingleses de la época, incluyendo a Michael Dayton, contemporáneo de Shakespeare; y han conseguido así aciertos definitivos de expresión, hallazgos valiosos en la palabra, felicidad que es la característica principal de la sonetística europea del siglo XVI.


José Méndez Herrera


SONETO I

Multiplicarse debe el ser preciado,
no ha de morir la flor de su hermosura;
si el tiempo ha de agostarla, ya madura,
sea en su tierno brote recordado.

Mas tú, a tus bellos ojos desposado,
tu llama avivas con su ausencia pura,
y llevas hambre donde reina hartura,
enemigo de ti, contigo airado.

Si en el mundo eres fresco ornato suyo,
único heraldo de la primavera,
al sepultar tu savia en tu capullo

la derrochas, avaro, toda entera.
Apiádate del mundo y de su suerte,
no acabes lo que es suyo, con tu muerte.

Versión de José Méndez Herrera
(W. Shakespeare, Sonetos. Versión y prólogo de José Méndez Herrera. Barcelona, Plaza & Janés, 1976.)


SONETO I

De los seres hermosos deseamos grana,
que así la rosa de hermosura nunca muera,
mas según sale de sazón la más temprana,
lleve en sí su memoria su tierna heredera.

Mas tú, a tus propios claros ojos reducido,
tu llama en pasto de tu mismo ser renuevas,
trayendo el hambre al silo más abastecido,
tú tu enemigo, que en tu dulce TI te cebas.

Tú que eres hoy la fresca gala de las tierras
y heraldo solo de los ledos meses verdes,
en tu propio capullo tu linaje entierras
y, tierno avaro, escatimándote te pierdes.

Duélate el mundo, o bien tal ansia en ti confiesa
que trague el bien del mundo en ti y tu sola huesa.

Versión de Agustín García Calvo
(Shakespeare, The Sonnets. Sonetos de amor. Texto crítico y traducción de Agustín García Calvo. Barcelona, Anagrama, 1974.)

“Sonnet I”, de Shakespeare, recitado por John Gielgud

SONNET I

From fairest creatures we desire increase,
That thereby beauty's rose might never die,
But as the riper should by time decease,
His tender heir might bear his memory:
But thou, contracted to thine own bright eyes,
Feed'st thy light's flame with self-substantial fuel,
Making a famine where abundance lies,
Thyself thy foe, to thy sweet self too cruel.
Thou that art now the world's fresh ornament
And only herald to the gaudy spring,
Within thine own bud buriest thy content
And, tender churl, mak’st waste in niggarding.
    Pity the world, or else this glutton be,
    To eat the world's due, by the grave and thee.

William Shakespeare


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