Scardanelli, nombre de locura de Friedrich Hölderlin, fechó su poema „Der Zeitgeist” (El espíritu del tiempo) el 24 de mayo de 1748, más de veinte años antes del nacimiento del poeta. Según su costumbre, firmó así: Humildemente, Scardanelli. Txaro Santoro y José María Álvarez, traductores de los Poemas de la locura (Hiperión), informan de que Hölderlin escribió este poema, a petición de I. G. Fischer, en abril de 1843, semanas antes de su fallecimiento. Al poeta, en su locura, no le sorprendían tales peticiones, y accedía a ellas ceremoniosamente: “Lo que Vuestra Santidad desee... ¿He de escribir sobre Grecia, sobre la Primavera o sobre el Espíritu del Tiempo?”. (El verano y el invierno también eran, en esa época tenebrosa, temas recurrentes.) Y Hölderlin, por mano de Scardanelli, escribano cumplido, pergeñó el siguiente poema:
DER ZEITGEIST
Die Menschen finden sich in dieser Welt zum Leben,
Wie Jahre sind, wie Zeiten höher streben,
So wie der Wechsel ist, ist übrig vieles Wahre,
Dass Dauer kommt in die verschied’nen Jahre;
Vollkommenheit vereint sich so in diesem Leben,
Dass diesem sich bequemt der Menschen edles Streben.
Mit Unterthänigkeit
Scardanelli
24, Mai 1748
Txaro Santoro y José María Álvarez ofrecen esta versión:
EL ESPÍRITU DEL TIEMPO
La vida es la tarea del hombre en este mundo,
Y así como los años pasan, así como los tiempos hacia lo más alto avanzan,
Así como el cambio existe, así
En el paso de los años se alcanza la permanencia;
La perfección se logra en esta vida
Acomodándose a ella la noble ambición de los hombres.
Humildemente
Scardanelli
24 de mayo de 1748
Los locos quizás no lo sean a todas horas; ni aun los cuerdos son siempre cuerdos. En cualquier caso, qué locura: un loco que escribe poesía: doble huésped, por loco y por poeta, de una realidad ajena a la realidad mostrenca.
4 comentarios:
"Furor", divina locura... y desesperada.
Un abrazo.
La poesía que nace de la reflexión del alma siempre ha necesitado un estado de delirio. Dionisos representó ese estado y por supuesto Orfeo.
Un saludo.
Núria
Al hilo de su entrada sobre Hölderlin recordaba a Robert Walser perseguido por la locura y finalmente alcanzado por ella. Y que algún día escribió esto:
Sol de invierno
Por muros y paredes
-no tardando ya mucho-
arderá un brillo de oro.
El día ha levantado
la urdimbre de la tierra:
la niebla y la noche.
Clamor que se serena,
hondo alentar tibieza,
el venturoso sol.
También yo he olvidado
aquello que me tuvo
postrado tanto tiempo:
el peso y el dolor.
Un saludo.
Gracias, José Miguel.
Y qué permeable puede llegar a ser, Nùria, la frontera entre el delirio poético y el estéril delirio psiquiatrico.
Muchas gracias, Carmen, por el texto de Walser. ¡Qué escritor tan singular! Su Jakob von Gunten me impresionó mucho cuando lo leí.
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