La irrefutable poética de Bernardo Soares: «Decir lo que se siente exactamente como se siente -con claridad, si es claro; oscuramente, si es oscuro; confusamente, si es confuso-.» (Libro del desasosiego, 84.) El quid de la cuestión es, pese a todo, poder decir lo que uno siente exactamente como lo siente. Es indispensable traducir lo sentido, poner palabras al sentimiento. Y eso no siempre se logra. Unas veces no es fácil expresar lo que sentimos; otras veces es difícil saber lo que sentimos. Y a veces, incluso, solo después de escribirlo alcanzamos a saber lo que sentimos. Así de misteriosos son los sentimientos, así de sorprendente es la escritura. (Martes, 25/11/03).
5.11.09
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2 comentarios:
Lo habitual es que las palabras acaben hablando por nosotros. Hay que recordar siempre a Fray Luis cuando decía que el escritor, "de las palabras que todos hablan,elige las que convienen, y mira el sonido dellas y aun cuenta a vezes las letras, y las pesa, y las mide, y las compone para que no solamente digan con claridad lo que se pretende dezir, sino tambien con armonia y dulçura".
Esa especie de mene, tekel, fares de Fray Luis con el lenguaje es lo que, a mi modesto entender, no suele hacerse con frecuencia. A la hora de expresarnos no hacemos una crítica textual de las palabras para descartar todas aquellas que no se ajustan a la expresión más o menos fiel de nosotros. Y la labor del escritor es, precisamente, esa severa crítica del lenguaje. Rechazar lo adocenado, lo manido, lo inane, lo anodino..., tener un práctica de tasador de tesoros expresivos: distinguir la ganga de la mena, y enmendarnos...
Esclarecedoras palabras las de fray Luis. Y asimismo las tuyas, Juan. Encontrar la propia voz, desertar de los ecos: deseable y no siempre alcanzable.
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