"Antes de acabar, diré que he visto disputar sobre cuál es la región de Europa y de la cristiandad donde hay más cabrones y putas. Dícese que en Italia las damas son muy calientes y por lo tanto muy putas, como dice M. de Beze en un epigrama; que donde más da el sol y caliente, más enardece á las mujeres, según el verso:
Credibile est ignes multiplicare suos.
[Es de creer que multiplica sus fuegos.]
Lo mismo es España, aunque está á Occidente; el sol calienta tanto á las damas como en Oriente.
Las flamencas, alemanas, suizas, inglesas y escocesas, aunque más al septentrión, también son calientes y yo lo sé, que he conocido muchas. Las griegas tienen motivo para serlo, pues caen muy á levante. Así desean en Italia Grecca in letto; y de veras tienen ellas muchas cosas, virtudes y atractivos, que no sin causa hicieron en el pasado las delicias del mundo y enseñaron á las damas italianas y españolas desde los antiguos tiempos á los presentes, de tal modo, que las modernas sobrepujan casi á las antiguas; finalmente, griega era Venus, reina y emperatriz de las putas.
En cuanto á nuestras bellas francesas, vióselas en un principio bastante groseras y contentándose con hacerlo á lo burdo; pero de cincuenta años acá han tomado y aprendido á las otras naciones tantas gentilezas, monerías, atractivos y virtudes, costumbres, gracias, lascivias y tanto se han aplicado á instruirse, que sobrepujan á las demás en todas las maneras; y, como he oído decir á los mismos extranjeros, valen mucho más que las otras, á más que las palabras íntimas parece que suenan más ardientes y mejor en nuestra lengua. Fuera de esto, y sobre todo, la hermosa libertad francesa, hace á nuestras damas más deseables, asequibles, amables y agradables que todas las otras [...].
En fin, en Francia da gusto hacer el amor, díganlo los doctores en la materia y los mismos cortesanos, que mejor que yo sabrán sofisticar sobre ello; y, si van á decir verdad, putas por acá, cornudos por allá, doy fe de haberlos visto en todas las regiones y países y en ninguno he observado más castidad que en otro."
PEDRO DE BOURDEILLES, Señor de Brantôme
(1540-1614), Las damas galantes. Versión castellana de la última edición publicada en francés, cuidadosamente corregida y revisada según los manuscritos de la época, con noticias históricas y críticas por la marquesa de Fermorán. París, Garnier Hermanos. s.f. [c. ¿1900?]