Cuántos casos así permanecerán ocultos, en Marruecos y aquí mismo, a pesar del tiempo que vivimos. Lavar la honra con sangre aún es práctica común y los padres no pueden faltar a la palabra dada, cueste lo que cueste. Y aún hay quien piensa que las feministas arman un ruido innecesario... Las mujeres seguimos siendo moneda de cambio en muchos lugares. No importan nuestros sentimientos, nuestro dolor, ni que nos violen o ultrajen. Esta pobre chica optó por la única salida que le dejaron, pero ni por ésas los responsables reconocerán su culpa, seguro. Un saludo.
Cuántos casos así permanecerán ocultos, en Marruecos y aquí mismo, a pesar del tiempo que vivimos. Lavar la honra con sangre aún es práctica común y los padres no pueden faltar a la palabra dada, cueste lo que cueste. Y aún hay quien piensa que las feministas arman un ruido innecesario... Las mujeres seguimos siendo moneda de cambio en muchos lugares. No importan nuestros sentimientos, nuestro dolor, ni que nos violen o ultrajen. Esta pobre chica optó por la única salida que le dejaron, pero ni por ésas los responsables reconocerán su culpa, seguro.
ResponderEliminarUn saludo.
Gracias, Yolanda, por tu aportación, que añade carne al esqueleto de la noticia. .
ResponderEliminarUn saludo.