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19.7.11

+”Verrà la morte e avrà i tuoi occhi”, de Cesare Pavese, recitado por Vittorio Gassman, con dos versiones en español

“Vendrá la muerte y tendrá tus ojos” es el poema más conocido de Cesare Pavese. Ese poema, y otros nueve (dos de ellos en inglés) los escribió el poeta, entre el 11 de marzo y el 11 de abril de 1950, para Constance Dowling, su  contrariado amor. Con ese mismo título, junto con otros poemas escritos en 1945, se publicaron, póstumamente, en 1951.

Los poemas fueron encontrados en el despacho del escritor en la editorial Einaudi, después de su suicidio, el 27 de agosto de 1950, en el Hotel Roma de Turín.

Unos meses antes, el 22 de marzo de 1950, el amante confesaba en su diario:

Cuántas cosas no le he dicho. En el fondo, el terror de perderla ahora no es por ansias “de posesión”, sino por miedo a no poderle decir estas cosas. Cuáles sean esas cosas, ahora no lo sé. Pero llegarían como un torrente cuando estuviera con ella. ¡Oh, dios, haz que la recobre!

Y tres días más tarde, reflexionaba así, mezclando eros y tánatos:

Uno no se mata por amor a una mujer. Nos matamos porque un amor, cualquier amor, nos revela en nuestra desnudez, miseria, inermidad, nada.

Y dos días después, por la noche, se desesperaba, vencido por la duda:

Nada. Tengo un carbón en el cuerpo, brasas bajo la ceniza. ¡Oh, C.!, ¿por qué, por qué?

Vittorio Gassman recita a Pavese

Verrà la morte e avrà i tuoi occhi
questa morte che ci accompagna
dal mattino alla sera, insonne,
sorda, come un vecchio rimorso
o un vizio assurdo. I tuoi occhi
saranno una vana parola,

un grido taciuto, un silenzio.

Cosí li vedi ogni mattina
quando su te sola ti pieghi
nello specchio. O cara speranza,

quel giorno sapremo anche noi
che sei la vita e sei il nulla.

Per tutti la morte ha uno sguardo.
Verrà la morte e avrà i tuoi occhi.

Sarà come smettere un vizio,

come vedere nello specchio

riemergere un viso morto,

come ascoltare un labbro chiuso.
Scenderemo nel gorgo muti.

CESARE PAVESE

Nota
Como podéis comprobar,
en el segundo verso, Gassman  trueca (o al menos eso le parece a mi oído) los pronombres personales: convierte la primera persona del plural (“ci”) en segunda persona del singular (“ti”). Supongo que se trata de un error, pero es tan significativo que pudiera ser deliberado.
Asimismo, en el último verso, añade un segundo “muti”, y un postrer “muti”: una licencia de actor, de gran actor, sin duda.

Mea culpa (tiempo después de la nota precedente)
He vuelto a escuchar varias veces el poema, y sí, en efecto, mi oído me traiciona: Gassman dice “ci”, es decir, “chi”, y no “ti”, como yo oía. Queda, pues, restituida la armonía democrática, ya que la muerte no hace ascos a nadie.
 

*   *   *

Vendrá la muerte y tendrá tus ojos
esta muerte que nos acompaña
desde el alba a la noche, insomne,
sorda, como un viejo remordimiento
o un absurdo defecto. Tus ojos
serán una palabra inútil,
un grito callado, un silencio.
Así los ves cada mañana
cuando sola te inclinas
ante el
espejo. ¡Oh, cara esperanza,
aquel día sabremos, también, 
que eres la vida y eres la nada.

Para todos tiene la muerte una mirada.
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos.
Será como dejar un vicio,
como ver en el espejo
asomar un rostro muerto,

como escuchar un labio ya cerrado.
Mudos, descenderemos al abismo.
(Versión de José Agustín Goytisolo)

*   *   *

Vendrá la muerte y tendrá tus ojos,
esta muerte que nos acompaña
de la mañana a la noche, insomne,
sorda, como remordimiento antiguo 
o como vicio absurdo. Tus ojos
serán una palabra vana,
un grito acallado, un silencio.
Así los ves cada mañana
cuando sola sobre ti misma te inclinas
en el espejo. Oh querida esperanza,
también nosotros sabremos ese día
que eres la vida y eres la nada.

Para todos tiene la muerte una mirada.
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos.
Será como dejar un vicio,
como ver en el espejo
surgir un rostro muerto,
como escuchar un labio ya sellado.
Al torbellino bajaremos, mudos.
(Traducción de María de la Luz Uribe)

*   *   *

Vendrá la muerte y tendrá tus ojos
esta muerte que nos acompaña
de la mañana a la noche, insomne
sorda, como un viejo remordimiento
o un vicio absurdo. Tus ojos
serán una palabra vana,
un grito acallado, un silencio.
Así los ves cada mañana
cuando te inclinas sola ante el
espejo.
¡Oh querida esperanza,
también nosotros aquel día
sabremos que eres la vida y la nada!

La muerte tiene una mirada para todos.
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos.
Será como abandonar un vicio,
como ver que emerge de nuevo
un rostro muerto en el espejo,

como escuchar un labio cerrado.
Descenderemos al remolino, mudos.
(Versión de Carles José i Solsona)

4 comentarios:

José Miguel Domínguez Leal dijo...

Hermoso poema, Luis.
Saludos.

Mari Carmen dijo...

Maravilloso Gassman. Gracias. Un saludo.

Luis Valdesueiro dijo...

Sin duda, José Miguel, hermoso y un tanto desolado.
Saludos.

Luis Valdesueiro dijo...

Totalmente de acuerdo, Mari Carmen. Una buena voz nos devuelve la magia de la poesía.
Saludos.

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