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22.6.11

Dicterios: 1. Baroja sobre Schopenhauer, 2. Schopenhauer sobre Hegel, 3. Baroja sobre Hegel

1. Baroja sobre Schopenhauer

Schopenhauer es, en sus libros, de un egotismo gracioso. Desprecia a muchos filósofos de su época, probablemente con razón, porque ninguno se puede comparar con él, y todo lo bueno se lo atribuye a sí mismo. Los hombres que tienen el cuello corto (como él) son los más inteligentes, porque el cerebro está bien regado; los que tienen el cuello largo y estrecho son tontos; el que duerme mucho (esto, sin duda, le pasaba a él) es también el más inteligente, porque así el cerebro descansa mejor. Los altos, flacos y con el pelo rojizo son como zanahorias.

Algunos creen que Schopenhauer llegó al homosexualismo.
(La intuición y el estilo, Segunda parte, “Divagaciones sobre los grandes hombres”, XVII.)

 
2. Schopenhauer sobre Hegel

[…] Si uno, animado por la deplorable condición de la época, es lo suficientemente caradura, se atreverá a hacer manifestaciones del siguiente tipo: “No es difícil comprender que el procedimiento consistente en presentar un enunciado, exponer razones en su favor y refutar
–también mediante razones– su contrario, no es la forma en que la verdad puede salir a la luz. La verdad es su propio movimiento en sí mismo”, etc. (Hegel, Prólogo a la Fenomenología del espíritu.) Por mi parte, creo que no es difícil comprender que quien dice tales cosas es un desvergonzado charlatán que busca deslumbrar a los idiotas y que se ha dado cuenta de que los alemanes del siglo XIX son su público.

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[…] A Schelling le sucedió un producto filosófico de los despachos ministeriales que, por motivos políticos, y además no con mucho tino, fue proclamado desde arriba como un gran filósofo: Hegel. Un vulgar, estúpido, ignorante, repugnante y nauseabundo charlatán, que con increíble descaro elaboró un batido de disparates y sinsentidos, pregonados a los cuatro vientos por sus venales secuaces como inmortal sabiduría y que los idiotas tomaron por tal, formándose así un coro de admiradores como nunca antes se había visto.
(Las citas pertenecen a la antología El arte de insultar. Edición de Javier Fernández Retenaga y José Mardomingo. Edaf, Madrid, 2000.)

3. Baroja sobre Hegel

He leído algo de la Estética, de Hegel, en traducción francesa. No me ha interesado. Me ha parecido una charlatanería inútil. La ciencia estética es una ciencia pedantesca, que no es ciencia. No divierte, no enseña nada útil, no sirve para discurrir mejor.

Se comprende que Schopenhauer no pudiera resistir la charla vana de Hegel, este profesor tan difuso y tan confuso. 
(La intuición y el estilo, Tercera parte, “El realismo”, VI. Esta obra forma parte de las memorias de Baroja: Desde la última vuelta del camino II. Posfacio de Fernando Pérez Ollo. Tusquets/Caro Raggio, Barcelona, 2006.)

2 comentarios:

José Miguel Domínguez Leal dijo...

Dicterios a tres bandas. Muy buena entrada, Luis.
Saludos.

Luis Valdesueiro dijo...

Gracias, José Miguel. Para restablecer la equidad, me gustaría saber qué opinión tenía Hegel de Schopenhauer, si por casualidad llegó a tener alguna.
Saludos.

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